REFRANERO DEL QUIJOTE NO QUIERO PERRO CON CENCERRO
El Quijote I, 23
Por recomendación de Sancho Panza, al libertar a los galeotes él y don Quijote -quien de inicio se resistía- se van a esconder a Sierra Morena, para evitar ser aprehendidos por la Santa Hermand, que seguramente los andaría buscando.
En las soledades y asperezas de esos sitios de Sierra Morena hallan una maleta con algunas prendas y "un buen montoncillo de escudos de oro", en un pañizuelo. Sancho trata de convencer a don Quijote de que se apropien de esos dineros por haberlos encontrado ellos y no saber a quién pertenecen. Don Quijote opina lo contrario.
Luego topan por esos rumbos con un anciano cabrero con quien conversan y les dice que él también dio con esa maleta pero se abstuvo de apropiársela, "temeroso de algún desmán y que no me la pidiesen por de hurto", es decir, que crean que se la robó.
Contrariando su posición inicial: "Eso mismo es lo que yo digo -respondió Sancho-, que también la hallé yo y no quise llegar a ella…allí la dejé y allí se queda como se estaba, que 'no quiero perro con cencerro'".
Al expresar Sancho lo anterior lo que quiso decir fue que resulta inconveniente portar algo que finalmente lo pueda delatar, como en el caso del perro sucede por el ruido que produce su cencerro.
Otra interpretación se daba en tiempos de Cervantes a la versión completa de este refrán, que decía: "Aunque mi suegro sea bueno, no quiero perro con cencerro". Aludía a lo molesto que resultaba para un yerno, y en general para cualquier persona, que los beneficios que recibe de su suegro, éste los ande divulgando a todo el mundo.
@jagarciavilla