Testimonio. 'Ernestina Gamboa transformó su terruño adoptivo, cambiando páramos de oscuridad por poderosas praderas de luz y conocimiento fecundo y poderoso'.
La compositora y promotora cultural Ernestina Gamboa Almeida, quien falleció el pasado miércoles 26 de agosto de 2015, dejó un legado vivo para generaciones de laguneros.
Vino desde Tepehuanes, Durango, para darnos alma y arraigo en estas tierras donde el hombre y la mujer necesitan ser plantas para sobrevivir, como advierte Adela Ayala, otra de sus grandes amigas, en su poema "Canto al Desierto".
A Tina le cabe la satisfacción de haber musicalizado "El Corrido de Gómez Palacio", "El Corrido de La Laguna" y "El Himno del Colegio La Luz" escritos por Adelita, orgullo de San Pedro de las Colonias y gomezpalatina por adopción. Entre las dos, además, compusieron El Corrido de La Laguna", también impreso en disco.
Con desparpajo atraigo los viejos recuerdos e imaginariamente choco con la suya una copa con tequila para brindar por aquellos tiempos en que ella se transformó en una incansable promotora cultural y le dio forma y vida a un proyecto que hizo nacer a un Museo de Arte Moderno y una Casa de la Cultura que le otorgó plusvalía al quehacer cultural de la Comarca Lagunera de Durango y Coahuila.
Tina sólo necesitó ese breve espacio de tiempo para conseguir los subsidios requeridos por el Instituto Nacional de Bellas Artes destinados a garantizar la sobrevivencia de las futuras instituciones culturales.
A través del teléfono, obtuvo del entonces presidente municipal de Gómez Palacio, Jesús Ibarra Rayas, un apoyo mensual por cinco mil pesos. ¿y los otros diez'?, le preguntó al edil. -Hable con el gobernador Páez Urquidi. Tina colgó y acató de inmediato la sugerencia. Por la misma vía obtuvo otros diez mil pesos, con lo completó la cifra exigida.
Desde este momento, cuente con este apoyo. ¡Adelante!, la alentó el funcionario estatal.
Su tarea y afanes -a fin de cuentas- "consolidaron mi amor por la cultura, el arte y por este Gómez Palacio, mi ciudad adoptiva", reconoció la compositora, violinista, cantante, poeta y pujante mujer de negocios, hace unos meses en una amena plática.
Un gran legado
Quedan para la posteridad las palabras que pronunció en aquella memorable fecha el representante oficial del INBA, Salvador Vázquez Araujo: Nunca en la historia del Instituto Nacional de Bellas Artes había ocurrido que en 15 minutos una autoridad aportara, sin estar presente, subsidios de esa naturaleza. Y fue Tina quien lo consiguió, poniendo en juego todas sus virtudes: dedicación infatigable, un optimismo irrenunciable y una enorme capacidad para hacer florecer el desierto lagunero, como asienta el escritor Felipe Garrido en el prólogo que abre el libro de Tina: Historia de la Casa de la Cultura de Gómez Palacio 19731988, escrito con la colaboración de la escritora Ivonne Olhagaray Rivera, otra de sus más cercanas amigas.
