Se estima que los bebés que son alimentados con leche materna tienen, por lo menos, seis veces más posibilidades de supervivencia en los primeros meses de vida, en comparación con los que no fueron amantados. (ARCHIVO)
La lactancia materna reduce drásticamente el riesgo de muerte por infecciones respiratorias agudas y diarreicas. Se estima que los bebés que son alimentados con leche materna tienen, por lo menos, seis veces más posibilidades de supervivencia en los primeros meses de vida, en comparación con los que no fueron amantados.
La Organización Mundial de la Salud recomienda que durante la primera hora después del nacimiento se amamante al bebé; se otorgue lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida; y en los dos primeros años se mantenga esta práctica, junto con una alimentación complementaria.
Para la Secretaría de Salud es muy importante el fomentar acciones e iniciativas que vayan de la mano con la promoción y prevención de la salud.
Como ejemplo de ello, se ha logrado instalar salas de lactancia materna, con el objetivo de atender las prioridades y directrices en materia de salud, a fin de proteger la lactancia materna de las trabajadoras y usuarias de hospitales.
El objetivo de esta medida es fomentar la lactancia materna, para contribuir al óptimo crecimiento, desarrollo y salud del recién nacido, en un espacio digno y reservado, en donde las madres trabajadoras puedan extraer la leche para darla a sus bebés en el momento oportuno cuando están separadas de ellos.
En ese sentido, la dependencia reitera que la lactancia materna disminuye las enfermedades, la desnutrición, el retraso en el crecimiento infantil y que se presenten problemas de obesidad en la edad adulta.
Los beneficios de esta práctica son incontables, pero más aún, el vínculo que se establece entre madre e hijo, es un elemento esencial para el crecimiento y la vida.