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HECAT, una historia que merece ser contada

Periférico

LUIS GUILLERMO HERNÁNDEZ ARANDA

Francisco Javier Hernández López por mucho tiempo vendió nieves en las afueras del antiguo Colegio Americano ubicado en la colonia Torreón Jardín. Por mucho tiempo, también, vio llegar a decenas de jóvenes en carros de lujo que ahí recibían una educación bilingüe. En esos días nunca imaginó que alguien cercano a él pudiera estudiar en esas instalaciones. Hoy su nieta Montserrat Domínguez Hernández estudia en el HECAT (Hermandad Educativa A.C.), utilizando las mismas instalaciones donde don Francisco veía llegar a los jovencitos con posibilidades de pagar una colegiatura.

La pequeña Montserrat no paga nada. A cambio recibe educación bilingüe, clases de música, de computación, puede reflexionar y encontrarse a sí misma en el cuarto del silencio e incluso recibe una alimentación balanceada, y cultiva sus propios alimentos.

El HECAT es un proyecto que inició en 2011 y que tiene como objetivo "proveer de formación académica bilingüe y de valores de alto nivel a niños y jóvenes de familias de recursos económicos limitados, generando en ellos las herramientas intelectuales y morales para con actitud de esfuerzo y honor buscar mejores niveles de vida para ellos y la sociedad en general".

De esta manera el HECAT apuesta por cambiar paradigmas, enseñándole a los niños y a sus padres que su origen no debe determinar su futuro. La falta de recursos económicos no debe ser una limitante para recibir una educación de calidad, ni mucho menos deber ser línea directa para no soñar con un mejor nivel de vida.

Por desgracia desde 2007 La Laguna se vio azotada por la violencia del crimen organizado. Mucho se ha escrito sobre que son los jóvenes, motivados por la falta de oportunidades, quienes engrosan las filas del crimen organizado. El HECAT como producto de un esfuerzo de la sociedad civil busca darles a los más necesitados la esperanza de una mejor calidad de vida.

Ejemplo de esto es el testimonio de Juan Ángel Miramontes quien se dedica a la carpintería y comenta que su hija ha recibido una educación que él nunca se imaginó por la falta de recursos económicos. Hijos de taxistas, obreros, corren por los pasillos de lo que antes fue el Colegio Americano.

Aquí los niños de primaria estudian un 79 por ciento más que en una escuela pública, la hora de salida es a las cinco treinta de la tarde. Mientras que los de preescolar un 125 por ciento más. Es importante recordar que en países con altos niveles de educación como Finlandia los niños estudian más horas y hacen sus alimentos en las escuelas.

Darío Jiménez Berumen, presidente del Consejo del HECAT, comenta que esta es una institución educativa como deberían ser todas las escuelas enfocadas en la educación integral.

"Aquí en esta institución se cuida, se les da alimento a los niños, desayuno, refrigerio, comida y se trabaja con los papás en una forma para que ellos a su vez participen en la formación de sus hijos, se cuida la alimentación y hay escuela para padres también. Entonces es una institución en que los maestros como siempre deben ser fundamentales, deben ser maestros de vida, guías realmente comprometidos. Eso es lo que se caracteriza a nuestra escuela".

Darío Jiménez insiste en que el HECAT es una oportunidad de vida para estos niños, ya que la mayoría ha crecido en ambientes adversos, principalmente económicos. Para quienes conforman este proyecto es una responsabilidad social el ver por ellos.

"Entre más tiempo permanezca el niño en la escuela es más fácil lograr nuestro objetivo porque ellos están en un entorno muy complicado. A veces no viven con los padres que están trabajando, entonces hay violencia familiar, hay abandono y los niños son como tus hijos, como los míos, tienen las mismas necesidades en cuestión de darles las mismas oportunidades porque tienen un potencial bárbaro".

El HECAT es producto del entusiasmo de la sociedad civil, de empresarios que buscan poner su granito de arena para cambiar el entorno de Torreón. Para lograrlo apuestan por la educación.

"No es función del gobierno hacer todo, nosotros tenemos que tomar nuestra parte, hacerlo", afirma Darío Jiménez.

Los recursos nunca sobran para llevar a cabo una labor de este tipo. Diferentes empresas hacen donativos, ya sea monetarios o de especie. Además la escuela realiza actividades como venta de bazar, donas o paella, pero también existen las "becas padrino" donde una persona puede aportar desde cien pesos al mes para apoyar la educación de un niño.

La historia del HECAT es una prueba de que en La Laguna es más la gente buena que trata de realizar proyectos con el objetivo de transformar el entorno, que por desgracia con la llegada de la violencia se volvió desalentador.

"Hay mucha gente buena en La Laguna, prueba de ello hay muchas organizaciones de la sociedad civil que día a día trabajan calladamente con recursos propios sin donadores importantes".

Si usted está interesado en apoyar este proyecto o quiere más información puede visitar la página:

http://www.hecat.org.mx/.

[email protected]

Twitter: @lharanda

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