NO TE DEJES SEDUCIR POR LA PERFIDIA
El hombre es un ser débil y miserable. Es polvo, es tierra, es nada, porque tal es la condición de la humana naturaleza. Pero el hombre asistido por Dios, el que se ve iluminado por la presencia divina, lo es todo y se vuelve casi omnipotente.
No hay que poner nuestro corazón en cosas pasajeras, deleznables, mezquinas, sino en los bienes eternos. Portémonos como hijos de luz, y produzcamos esos frutos angelicales que son la bondad, la justicia y la verdad.
Los justos están en la mano de Dios y no los tocará el tormento. El Ser Supremo mira por sus elegidos. ¡Pobre del que desdeña la sabiduría y la instrucción. Vanas serán su esperanza, sus afanes. Y maldita será su posteridad!
Quien se afana por el bien de los demás obtiene óptimos frutos. El final de la gente perversa será siempre cruel. "Lasciate omni speranza voi chi entrate", reza el letrero que Dante vio a la entrada de los infiernos. ¡Qué la perfidia no seduzca tu alma!