Estamos impresionados los médicos del Hospital General Universitario de Torreón, Dr. Joaquín del Valle Sánchez, ya que desde hace casi dos años, recibimos en el anfiteatro como promedio 5 cadáveres diariamente en los días entre semana y los viernes sábados y domingos llegan a subir hasta 10 u 11 muertos en cada uno de estos días; la mayor parte por enfrentamientos relacionados con diferencias entre grupos de la delincuencia organizada. Su estadía en este departamento es para la autopsia médico legal que se debe de practicar para conocer con exactitud la causa del fallecimiento y establecer las consiguientes responsabilidades.
Sin embargo muchos de estos cuerpos no son reclamados, algunos por no ser de la región y otros por temor bien fundado de los familiares de ser detenidos para investigación. Casi nadie de ellos pueden ser velados ya que grupos rivales acostumbran a tirotear a los familiares en las capillas de velación y hasta en la iglesia todo por viejas rencillas producto del mismo comercio ilícito de las drogas.
La pregunta con todo lo anterior sería si estamos haciendo lo suficiente como sociedad organizada para rescatar a los jóvenes de la tentación de las drogas?, ¿de la consecución del dinero fácil? ¿del peligro tan importante que implica relacionarse con estos grupos para ellos y sus familias al costo de la propia vida?, ¿realmente la necesidad es tan imperante que no tienen otra opción?
Desgraciadamente estamos viviendo en todos los estratos de la sociedad una descomposición social, un cinismo extraordinario que ha caracterizado a nuestros líderes políticos, a nuestro sistema judicial, a los cuerpos de seguridad que deberían darnos la confianza suficiente para vivir plenamente en nuestra ciudad; además contagiados los dirigentes universitarios y empresariales con la misma complicidad terminan coreando mentiras, engaños y programas fallidos que no se cansan de repetirnos.
Si a esto agregamos una apatía tan importante de los ciudadanos que en forma increíble han visto pasar atrocidades y parece que no estuviera sucediendo nada.
Hemos conocido a la región en otros tiempos con sus jóvenes en programas deportivos, en justas académicas, en concursos de poesía y oratoria que fueron muy concurridos.
Por otra parte gran número de ellos participaban en grupos católicos organizados siempre con valores espirituales altos; la influencia de los Jesuitas y la Compañía de Jesús siempre fue muy grande especialmente en las clases populares como el cooperativismo y organización obrera del padre Carlos de la Torre S.J., del padre José Hernández Chávez S.J. con los ejercicios espirituales y jornadas de vida cristiana, del padre David Hernández S.J., con círculos de formación en Casa Íñigo, del padre Jacobo Blanco S.J., con los grupos universitarios, impartiendo ejercicios Ignacianos y cursos de filosofía que con tanta intensidad enseñó; y finalmente todo ese grupo de Jesuitas que construyó una de las más grandes universidades del norte del país como lo es la Universidad Iberoamericana capítulo Laguna.
Sabemos que la Región Lagunera cuenta con más de 28 instituciones de educación superior entre Universidades, Tecnológicos, e Institutos de Alta educación teniendo en la región una de las mejores calificaciones académicas de todo el país por habitante.
Al parecer el sistema materialista y mercantilista, ha invadido todas las capas incluyendo los que en forma doctrinaria e ideológica mantenían en nuestra juventud grandes valores. El hedonismo y la falta de compromiso social y yo diría humanista en la juventud es palpable.
Yo creo como muchos que ya tocamos fondo hace varios meses, no será buen tiempo para hacer un llamado a todos estos líderes políticos, administradores de la justicia, líderes religiosos, dirigentes empresariales, líderes académicos para comenzar una nueva sociedad. Para re-emprender conductas olvidadas, para apoyar más a la juventud especialmente de las clases más desprotegidas, para tomar compromisos y avanzar en brindar en la región mejores oportunidades para la educación, el trabajo, la sana diversión, el deporte y la cultura. Para rescatar espacios perdidos para nuestras familias, para nuestros hijos, para nuestros nietos... Llegó el tiempo de sacudirnos la modorra y tomar nuestras responsabilidades ante una sociedad críticamente enferma con acciones rápidas y contundentes y de solución en corto y mediano plazo.
Estas vidas perdidas la mayor parte de jóvenes no pueden seguir regalándose a la violencia. El dolor familiar y social es ya muy alto.
Creo que ya hemos aprendido y estamos conscientes que cualquier acción individual o de grupo, buena o mala, tendrá una repercusión importante en la comunidad entera y especialmente en nuestros jóvenes.
¡Por la bonita región que disfrutamos en las épocas anteriores!
¡Porque volvamos a tener ciudadanos conscientes, comprometidos y valientes como los antiguos laguneros, que fundaron esta bella región y para la creación de una nueva sociedad que ya urge!
"LA PAZ A TRAVÉS DEL SERVICIO".
