-Papi, cuéntame un cuento.
-Cuéntame un cuento, mami.
Pienso que esa frase es una de las más bellas que un padre o madre puede oír. Y me pregunto si los papás de hoy la escuchan todavía.
Contar un cuento es contar un mundo. Es abrir la puerta de esa casa de habitaciones infinitas que es la imaginación, y pasear por ella como Pedro por su casa. Es inventar mil vidas. Es inventar la vida.
¡Hay ahora tantos maravillosos, malditos artilugios! Con un dedo los niños los encienden, y al mismo tiempo ellos se apagan. No estoy en contra de esos aparatos: forman parte del progreso de la humanidad, y si alguna característica tiene el progreso de la humanidad es que es inevitable.
Temo, sin embargo, que cuando deje de escucharse la frase: "Papi, cuéntame un cuento", o: "Cuéntame un cuento, mami", el mundo será un poco menos bueno. Y bastante más triste.
¡Hasta mañana!...