El Funcionario del Estado le dijo al señor Pérez:
-¡Qué afortunado eres! Cada seis años tienes una esperanza nueva.
-Es cierto -reconoció con humildad el señor Pérez-. Cada sexenio renace mi esperanza. Pienso que con el
nuevo Régimen las cosas van a mejorar.
Comentó El Funcionario:
-Deberíamos cobrarte un Impuesto de Esperanza. Y sin embargo no te imponemos tal Tributo.
-¿Por qué? -se atrevió a preguntar el señor Pérez.
Se dignó responder El Funcionario:
-Porque sabemos bien que tu esperanza siempre es infundada.
¡Hasta mañana!...