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LA LAGUNA ES UNA

DR. SERGIO ANTONIO CORONA PÁEZ

El pasado lunes 21 de mayo de 2012, se cumplieron 227 años desde que el rey Carlos III firmó, en el Palacio de Aranjuez, la separación de las Comarcas Laguneras de Coahuila y Durango.

Para muchas personas, sobre todo desde la óptica saltillense y duranguense, La Laguna de Coahuila y de Durango constituyen dos territorios "separatistas" que "inexplicable y tercamente" tratan de unirse. Es decir, lo politizan e interpretan como un fenómeno de separatismo, de "desobediencia" y se califica como algo "pretencioso" e indeseable, casi un acto de traición a los estados madre de Coahuila y Durango.

Sin embargo, sobre la unidad de La Laguna, la historia nos da una perspectiva muy diferente. La Comarca Lagunera, que era una sola, fue arbitrariamente separada en dos por el monarca español al final de su reinado. El 21 de mayo de 1785, Carlos III firmó el nombramiento del nuevo gobernador de la Nueva Vizcaya, don Felipe Díaz de Ortega. Ese nombramiento mandaba asimismo la separación de la jurisdicción de La Laguna entre Coahuila y Durango.Una parte se quedó en la Nueva Vizcaya, y la otra fue añadida a Coahuila, que en esa época era solamente la parte centro y norte del estado actual.

La Laguna conformaba una región integral que fue separada de un plumazo durante el último tercio del siglo XVIII. Como sucedió con Alemania durante la llamada Guerra Fría, dos jurisdicciones arbitrariamente separadas, buscaron su reunificación. Para nada se trataba de dos zonas "separatistas" que buscaban configurar la unidad por vez primera.

Desde 1594, nuestra comarca era conocida como "Provincia de La Laguna". El 6 de abril de ese año, Felipe II permitió a los jesuitas pasar a evangelizar dicha "provincia" (la palabra se usaba en el sentido de región).

En 1598, con la fundación de Parras, esta percepción se formalizó al erigir y demarcar la Alcaldía Mayor de "Parras, Laguna y Río de las Nazas". Antón Martín Zapata fue el primer Justicia Mayor de dicha jurisdicción.

Las misiones Jesuitas de esta provincia y Alcaldía Mayor incluían Mapimí, San Juan de Casta (León Guzmán), Cinco Señores (Nazas) y muchísimas otras poblaciones de La Comarca. Esta provincia o Alcaldía Mayor se ubicaba en la Gobernación de la Nueva Vizcaya.

Por si fuera poco lo anterior, al unirse por matrimonio las familias de los marqueses de Aguayo con la de los condes de San Pedro del Álamo durante el primer tercio del siglo XVIII, las posesiones de ambas familias prácticamente coincidieron con lo que llamamos Comarca Lagunera de Coahuila y Durango. La administración de la producción agropecuaria de toda la región se llevó a cabo de manera unitaria e integral durante casi un siglo. Pasaban trabajadores con sus familias de uno a otro punto, y se configuraron lazos y redes de parentesco en toda esa área, así como un sentimiento de pertenencia e identidad. No fue sino hasta la reforma jurisdiccional y creación de la Comandancia de las Provincias Internas que la parte de la Comarca Lagunera ubicada al oriente del Río Nazas fue incorporada a la Provincia de Coahuila (1787).

Bajo esta óptica desprovista de prejuicios políticos, las dos Comarcas laguneras no son dos regiones que tratan de separarse por capricho o ventaja política o económica, sino dos mitades que buscan su reunificación, porque jamás han perdido su sentido de identidad y de unidad. Cualquiera puede verlo: La Laguna es UNA.

Para cambiar de tema, diremos que la noche del domingo 20 de mayo, y como hacía mucho no sucedía, los laguneros se volcaron a las calles, haciendo sonar el claxon de sus vehículos. El Santos Laguna, escuadra deportiva de la cual se afirma que "más que un equipo, es una familia" obtuvo un brillante y merecido triunfo sobre los Rayados de Monterrey. Se trataba de la gran final (clausura) del futbol mexicano de primera división, y en reñido juego, los guerreros del Santos liquidaron a los rayados del Monterrey por tres goles a dos, en marcador global. A pesar de la hora, ya tarde por la noche, la población se volcó a las principales avenidas de las ciudades laguneras, o bien, se congregaron en lugares significativos de las colonias, para expresar su júbilo. Cantos, bailes, tamboras, conjuntos musicales, había de todo.

El lector foráneo pudiera pensar que este es un fenómeno puramente torreonense. Pero no, en lo absoluto. Como le comentaba al señor David Faitelson, en entrevista televisada por ESPN la mañana del domingo, La Laguna agrupa 15 municipios, 5 en Coahuila y 10 en Durango. Y el Santos es un equipo Lagunero, con sede en Torreón. Y no queda ahí; Santos tiene seguidores en Coahuila, en otros estados de la Federación Mexicana, e incluso en el extranjero. En Los Ángeles, en California, existe una extensa comunidad santista, que sigue paso a paso las hazañas y desventuras de su equipo favorito, luciendo las playeras albiverdes.

El domingo 20, los guerreros del Santos se cobraron la revancha sobre viejas victorias del señor Víctor Manuel Vucetich contra la escuadra local, como cuando dirigió los equipos Tecos en 1994; Monterrey 2010; y de nuevo al Monterrey en el torneo de Concachampions (2012). Tras 12 victorias consecutivas de Vucetich en finales, el domingo perdió por primera vez. El TSM se convirtió en el Waterloo de tan brillante estratega deportivo, bajo la sombra del cabalístico número 13.

Un rasgo interesante de nuestro equipo local, es la capacidad que tiene para generar lazos identitarios y sentimientos de pertenencia entre la población. En La Laguna, el equipo del Santos somos todos. Y es que los antiguos lagos que nos daban gentilicio como "laguneros", ya hace tiempo que desaparecieron, ya no son visibles. El comarcano ya no las percibe como características de su región. En cambio, tiene a la vista un equipo joven, vigoroso, originario y representativo de nuestra comarca. Un equipo de guerreros que compagina bien con la idea de una ciudad de "grandes esfuerzos". Un equipo deportivo, una familia de la cual todos queremos ser parte.

Los guerreros del Santos jugaron la final con tal determinación, que dejaron en claro el por qué se les considera como uno de los mejores equipos de México.

El equipo jugó con el corazón, y el corazón de los comarcanos estuvo puesto en ese juego tan crucial. Felicitaciones a Oribe Peralta, al Hachita Ludueña, a Osvaldo Sánchez, verdaderos artífices de la victoria.

Felicidades a todos los guerreros y a la afición lagunera, porque tenemos un equipo digno, esforzado y… campeón.

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