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Los Regidores

Luis F. Salazar Woolfolk

La idea de aumentar los ingresos de los Regidores del Ayuntamiento de Torreón en un treinta por ciento, ofrece la oportunidad de analizar la naturaleza y funciones del Cabildo como cuerpo colegiado de autoridad.

Lo anterior porque frente al intento, la indignación ciudadana interpela sobre la justificación de la existencia misma de dichos cargos y los criterios de retribución económica que imperen a nivel nacional, ya que su desempeño tiene un costo que gravita sobre los impuestos que todos pagamos.

Los Regidores son representantes de la ciudadanía designados en elección popular, para integrar el Gobierno de la ciudad. El Presidente Municipal es el responsable de la administración que desempeña sus funciones como cabeza de una junta de ciudadanos, que trabajan bajo reglamentos elaborados por mayoría de votos del propio Cabildo.

El Presidente y demás miembros del Cabildo son elegidos en planillas propuestas por los partidos políticos y de acuerdo a los resultados electorales, a la planilla ganadora se le agrega un número determinado de regidores de representación proporcional emanados de los partidos de oposición.

Las principales funciones de los Regidores, son las de discutir, aprobar y vigilar la observancia de reglamentos que norman tanto la actividad de los órganos del Municipio, como la conducta de los ciudadanos en sus relaciones con el Gobierno Municipal; fiscalizar la actividad de cada uno de las dependencias municipales en comisiones específicas integradas por materia (seguridad pública, finanzas, obras públicas, etcétera) y asistir a los eventos cívicos.

El trabajo de los regidores es más político que técnico o administrativo. A ello se debe que no exista un referente específico en el mercado laboral, que determine la contraprestación económica que corresponda.

De hecho no existen expresados a nivel nacional puntos de referencia objetivos en la materia, lo que genera un caos en virtud del cual, los regidores de Torreón tienen asignados veintitrés mil pesos por nómina, los de Gómez Palacio cuarenta y cinco mil y en algunos municipios del estado de México, doscientos mil pesos o más.

La falta de un criterio uniforme no supone que el trabajo de los Regidores deba ser gratuito, porque ello implicaría cerrar los ojos frente a las exigencias de capacidad, esfuerzo y dedicación que el ejercicio de la función demanda. La experiencia indica que algunos regidores desquitan su remuneración con creces, mientras otros “nadan de muertito”.

Bajo tales condiciones, la situación de los regidores de Torreón que reciben veintitrés mil pesos de sueldo mensual, más un bono por la misma cantidad cada tres meses, más trece mil pesos mensuales de gastos de gestoría sin comprobar, es más que suficiente para compensar una labor que se presume ejercida por vocación cívica.

En la práctica la generalidad de los Regidores son empresarios, profesionistas o trabajadores calificados, como corresponde a su calidad de líderes de la comunidad. Para una persona que bajo tales condiciones tenga resuelta su economía la cantidad que se paga en Torreón resulta sobrada y para quienes no la tengan resuelta, es digna y suficiente.

En los tiempos de tránsito hacia la democracia plena, algunas regidurías sirven para el fogueo y experiencia de cuadros partidistas jóvenes que incursionan en las lides políticas, por lo que también en estos casos el ingreso es no sólo suficiente sino generoso, en comparación a las oportunidades que ofrece el mercado laboral.

La determinación del sueldo y gastos de gestoría de los Regidores de Torreón no arrastra mayor rezago, porque en los tres años de Salomón Juan Marcos sufrieron un incremento global del cincuenta por ciento, que pasó desapercibido en el conocimiento del público.

Hoy día la peregrina ocurrencia de aumentar el treinta por ciento para el presente año, ha sido objeto de justo repudio por parte de la ciudadanía, que pide a sus Regidores que hagan más con menos y que se aprieten el cinturón, tal y como el Gobierno ha sugerido y condicionado a la población de nuestro país en los últimos treinta y tres años.

Frente al escándalo surgido la semana pasada en el tema que nos ocupa, los Regidores han negado que el aumento haya sido decidido y han moderado sus pretensiones. Lo anterior es fruto de la presión de la Sociedad y del régimen de transparencia instaurado en la actual administración municipal que permitió prevenir el abuso. Sin embargo, aún queda pendiente establecer criterios objetivos para fijar a nivel local y nacional, los sueldos que son objeto de comentario.

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