Millones de personas en el mundo utilizan actualmente las redes sociales, algunos se inclinan por el Facebook y otros menos por el Twitter. Algunos de ellos han sido capaces de reencontrar amigos de la preparatoria o hasta la secundaria que por otro medio hubiera sido imposible localizarlos, muchas mujeres han encontrado a sus amigas que por alguna razón radican en otra ciudad. Muchos intelectuales están informados al instante por estar siguiendo segundo a segundo la noticia de sus escritores o informadores favoritos con sólo estar al frente de una computadora. Incluso en estos tiempos de inseguridad en el país, muchos ciudadanos se informan de los hechos violentos a través de este medio.
¿Todo es positivo? Definitivamente como en todo, tiene sus pros y sus contras, algunos pros ya los enumeramos, pero los contras también parecen muchos, pero me gustaría centrarme en uno que ha generado un fenómeno social interesante y alarmante, como lo es el caso de la pérdida de la intimidad con su consecuente soledad.
En la consulta privada me encuentro con personas que dicen haberse enamorado profundamente de alguien a través de las redes sociales, argumentan que esa persona es maravillosa, inteligente, comprensiva, romántica y cariñosa, sin embargo cuando le pregunto cuánto tiempo tiene de conocerlo dice que más de dos años pero sólo lo ha visto en dos ocasiones en la playa y por supuesto, comentan emocionadas, fueron maravillosas. Pero yo le pregunto, mi estimado lector, ¿es amor? ¿Basta con encontrarse dos veces en la playa para conocerse? La verdad si a mí me dan dos semanas con mi esposa en la playa, descansando y con unas Pacífico en la mano, volvería a enamorarme de ella, y hastame olvidaría de los múltiples problemas familiares y económicos, que parece que Obama intenta recordárnoslos nuevamente.
Desde mi punto de vista el problema está en la soledad y como la manejamos. Trataré de explicarme mejor. Todo mundo tenemos momentos de soledad, porque es un requisito como ser humano, como la manejemos será lo importante.
Habrá gente que se alcoholice, que se aísle, que se vuelva adicta al trabajo, otros que la asumen y buscan ayuda o algunos otros que buscan relaciones codependientes y sobre todo por estar de moda y accesible a todo mundo, existirán muchos que se vuelvan adictos a las redes sociales.
¿Qué pasa con ellos? Entran al Facebook, se la pasan más de tres horas diarias, “platican” con sus amigas, comentan sobre cosas superficiales generalmente e interactúan socialmente, aunque sea por computadora, lo que les permite dejar de lado por un momento su soledad y volcarse casi la mitad del día productivo en estar checando qué dijo este o aquel de determinado tópico.
¿Qué sucede a la larga? Obviamente se torna adictivo, porque a través de estas redes encuentra ecos las soledades y se engañan creyendo que tienen amigos y a alguien le importan, cuando lo que se debe fomentar es la convivencia, el conocimiento y la cercanía que produce la intimidad, para llegar a amar o querer a estas personas, porque solo a través del conocimiento se puede amar a alguien, porque si no se conoce, se ama a un ideal y éste por ser ideal, no es real.
Sirven para muchas cosas las redes sociales, pues si, nade lo puede negar, pero también sirven para alejar cada vez más emocionalmente a los jóvenes y personas que lo utilizamos de sus actos y conductas, que finalmente en estos días es indispensable hacer contacto con nosotros mismos y las necesidades de los demás para formar una sociedad más comprometida que parece ser lo que México requiere.
P.D. ¡Si bien el ejemplo es de mujeres, aplica también para una gran cantidad de caballeros solitarios, que creen encontrar en las redes su razón de ser! Hablando de enchiladas les dejo mi Facebook: toño miranda, el psicólogo de cabecera.
