Duración. La muestra en memoria de los 35 años de la formación del Grupo Suma permanecerá abierta al público hasta el 19 de agosto próximo, la entrada es gratuita y busca rendir homenaje a grandes pintores.
México, DF.- Para celebrar los 35 años de la fundación del núcleo de artistas plásticos que plasmó la cotidianidad de México de 1976 a 1982, el Grupo Suma, se abrió una exposición en una galería de esta ciudad, en la que se pueden apreciar alrededor de 70 obras.
En el recorrido de las piezas exhibidas se puede apreciar la manifestación y representación de hechos que se desarrollaron en un contexto de agresión, incomunicación y represión como parte de una realidad en México que en un momento determinado tocó vivir a los creadores de este grupo.
Se trata de entre 50 y 60 obras que realizaron los integrantes del grupo en el interior del mismo, lo mismo que unas 22 piezas que en lo individual crearon algunos de ellos una vez disasociados.
En la apertura de la muestra, en la Galería Machado Arte Espacio, estuvieron presentes Santiago Rebolledo, Gabriel Macotela, René Freire, Paloma Díaz, Patricia Hana, José Vargosa, Ernesto Molina y Alma Valtierra, integrantes del grupo desde sus comienzos.
Al explicar a Notimex la experiencia de este grupo, el artista de origen colombiano, Santiago Rebolledo, manifestó que la filosofía, meramente callejera, que siguió el grupo, fue la más grata experiencia que vivió en el país.
Imprimir en la calle el arte fue el eje principal de aquellos que en su momento fueron estudiantes del fallecido Ricardo Rocha, profesor de la Academia de San Carlos, cuando se dio origen al grupo.
Rebolledo hizo un breve recorrido por la historia del grupo, el cual se formó en el seno del Taller de Investigación Visual en Pintura Mural que impartía Rocha, formó parte de la generación denominada "Movimiento de los grupos" que surgió en la década de 1970.
Un pasado pictórico
Al convocarse la Bienal de París en 1976, se acuerda hacer grupos para efectuar la participación, así nació el Grupo Suma, con alumnos de San Carlos, quienes manifestaban su arte en las paredes de la calle y denotaban su aprendizaje. Comenzaron así a utilizar materiales de uso cotidiano, como cajas, latas y periódicos, elementos de la misma realidad que reflejaban sus creaciones ante la insuficiencia de medios, soportes técnicos y la incomunicación que se vivía en México.
Rememoró principalmente su participación en 1978, en la marcha con motivo de los 10 años del Movimiento Estudiantiles de 1968, colaborando con mantas y carteles artísticos. Todo ello sin ningún afán político ni lucrativo, pues su cooperación resultaba de la misma filosofía que los sostenía: la representación de la realidad.
Procuraban cuestionar tanto las funciones del arte como de la obra como objeto suntuario. Era el contexto de una América Latina convulsionada por dictaduras militares y un México bajo el régimen de partido único.
