Los restos del naufragio del Titanic descansan aproximadamente 400 millas náuticas (740 kilómetros) al sudeste de Newfoundland, bajo 3, 800 metros de agua. Fueron descubiertos el 1 de septiembre de 1985 por un equipo de científicos liderado por el Capitán Jean-Louis Michele, del IFREMER -el Instituto Francés de Investigación para la Explotación del Mar, y el Dr. Robert Ballard, perteneciente en aquel entonces al Instituto Oceanográfico Woods Hole. Cuando el barco se fue a pique, se partió en dos pedazos grandes, la proa y la popa, además de una parte adicional procedente de la parte del buque situada bajo la sala de calderas. La proa se hundió en el fondo del océano y permaneció relativamente intacta, mientras que la popa yace destrozada a 610 metros de distancia, con la cubierta arrancada hacia atrás y aplastada. Los científicos tienen la teoría de que a medida que la proa se hundía, el aire en su interior fue reemplazado lentamente por el agua, permitiéndole conservar su forma hasta asentarse en el fondo. El aire en las zonas más cerradas de la popa no tenía escapatoria, comprimiéndose cada vez más según aumentaba la profundidad. Cuando la presión en tales zonas cerradas fue mayor que la presión ejercida por el agua desde el exterior, se produjo una implosión que causó los daños mayores.
Desde 1987, RMS Titanic, Inc. ha llevado a cabo siete expediciones de investigación y recuperación al lugar del naufragio, habiendo recuperado más de 5, 500 objetos. En calidad de compañía designada como recuperadora de los restos del buque, de los cuales conserva la propiedad, su objetivo es preservar y exhibir estos objetos en memoria de aquellos que perecieron con el Titanic.
El IFREMER, con su buque de investigación Nadir y el sumergible Nautile, ha desempeñado un papel significativo en cinco de las seis expediciones al lugar del naufragio. El sumergible Nautile, de 24 toneladas de peso y con cabida para tres personas, es echado al agua por medio de la grúa hidráulica existente a bordo del Nadir cada vez que se llevan a cabo las jornadas de recuperación de artículos.
Durante la expedición de 1998, una parte del casco de 17 toneladas de peso que una vez contuvo dos camarotes de primera clase en la cubierta C, fue izada a la superficie utilizando cables y bolsas de izado llenas de combustible diesel más ligero que el agua. Es la parte más grande del barco que ha podido ser recuperada.
Las expediciones realizadas en 2000 y 2004 tuvieron un gran éxito: añadieron más de mil piezas importantes a la colección, entre las que se encuentran la columna de la rueda de gobierno principal del buque, azulejos del baño turco, guirnaldas de la gran escalinata y un gran número de artículos personales. La bolsa de viaje de piel de cocodrilo rescatada pertenecía a Marion Meanwell, una inglesa de sesenta y tres años de edad que emigraba a los Estados Unidos para quedarse a vivir con su hija. Su tarjeta de embarque empapada reveló que en un principio iba a viajar en el Majestic, pero pasó a ocupar una plaza de tercera clase en el Titanic debido a una huelga de trabajadores del carbón que había dejado fuera de servicio los barcos de muchas compañías.
Se rescataron setenta y cinco ampollas de perfume dentro de un maletín de piel de muestras perteneciente al pasajero de primera clase Adolphe Saafeld, de Manchester, Inglaterra. Sorprendentemente, la etiqueta todavía es legible y los perfumes de su interior conservan su aroma floral.
Las expediciones de RMS Titanic, Inc. son una colaboración de científicos, buzos, historiadores, arqueólogos, ingenieros marinos, ingenieros navales y conservadores de todo el mundo. A través de este esfuerzo plurinacional ha aumentado el conocimiento sobre el barco y sus pasajeros, ha avanzado la metodología para la recuperación en aguas profundas y la arqueología, y se han desarrollado nuevas técnicas de conservación de objetos.
Antes de la recuperación de los artefactos del Titanic, no había conocimientos técnicos sobre la conservación de materiales recuperados de una profundidad de 3, 800 metros. Los objetos no sólo han estado sujetos a este entorno inhóspito de escaso oxígeno y falta de luz, sino también a presiones de 421 kilogramos por centímetro cuadrado. Un objeto por demás interesante también encontrado es el telégrafo utilizado por el Primer Oficial Murdoch la noche de la tragedia para transmitir orden de “atrás toda” a la sala de máquinas.
En el 2001 se trasladó por primera vez la colección completa a los Estados Unidos, a un laboratorio nuevo en Atlanta, Georgia, donde se encuentran las oficinas centrales de RMS Titanic, Inc. Las pruebas más espectaculares del arte de los conservadores pueden verse quizá en los objetos de papel rescatados. Cada artículo es congelado en seco, sometido a un tratamiento para la prevención del moho y redimensionado minuciosamente en un proceso que a menudo tiene como resultado que vuelva a ser legible. Las personas encargadas de la conservación utilizaron un método de flotación submarina para separar los libros y papeles hallados durante la expedición del año 2000 en la maleta del pasajero de segunda clase Édgar Andrews (Édgar, un estudiante de dieciocho años, había abandonado el internado en Inglaterra para trabajar con su hermano en Nueva Jersey. Su viaje concluyó con la tragedia).
Los objetos del Titanic comprenden una vasta gama de materiales que requieren especialistas en la conservación no solo de papel, sino también de textiles, madera, metales, cerámica y piel. Tristemente, no existen técnicas de conservación para preservar el propio barco, que está siendo consumido lentamente por microbios que se alimentan de hierro. Con el tiempo, este proceso llevará a la desintegración del buque. Sin embargo, los objetos del Titanic, recuperados y conservados, permanecerán como recordatorio del espléndido transatlántico, de la fragilidad de la vida y de la imperecedera fortaleza del espíritu humano.
