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Entre la alegría y la tristeza

Addenda

GERMÁN FROTO Y MADARIAGA

Apenas si salgo de una cuando ya estoy en otra. No obstante la recomendación de mi amiga Lourdes Rebollo en el sentido de que cuando no tuviera de qué escribir o me sintiera triste, le llamara para que me sugiriera temas divertidos, como no tengo su teléfono, estoy aquí de nuevo instalado entre la tristeza y la alegría.

Hay quienes me proporcionan felicidad, pero no siempre es suficiente como para abatir a la tristeza de los que se van yendo de este mundo y lo hacen intempestivamente.

El domingo fue un día feliz, porque mi amiga Rocío ganó sin discusión las elecciones para el Ayuntamiento de Gómez Palacio. Pasé buena parte de ese día con ella y su equipo de campaña, así como la mayoría de su familia, que siempre es de muy grata compañía.

Hubo momentos tristes por algunos incidentes aislados de quienes se empeñan en empañar esos procesos, pero nada de consideración o que pudiera opacar la alegría de ver culminado un esfuerzo. Ahora viene la parte difícil: La de gobernar con acierto y sentido social, responsabilidad y transparencia, pero estoy seguro de que ella lo hará muy bien, porque tiene todo para lograr los tres renglones de historia que se escriben desde esos cargos, cuando se actúa bien.

Pero mal comenzaba el lunes, cuando recibí la primera noticia desalentadora: La muerte intempestiva de Francisco Amparán, que si bien no era un gran amigo, sí tuvimos en vida la suficiente comunicación para conocernos y apreciarnos.

Panchín, se fue cuando se encontraba al lado de su mejor amigo: su perro. Lo andaba paseando cuando la muerte le sorprendió. Fue sólo un minuto y él salió por la puerta grande, sin escándalos ni grandes duelos, pero con el cariño y respeto de todos los que lo conocimos.

Coincidimos como profesores en la preparatoria Pereyra y ahí convivimos más. Es de los profesores que dejaron honda huella en sus alumnos, porque nunca se conformó con tocar sólo sus mentes, él disparaba al corazón para dejar ahí su impronta. Y lo logró.

Todos sentimos su partida y sentiremos su ausencia, pero recordando que nadie se muere del todo mientras lo recordemos, siempre, de una forma u otra, por sus letras o anécdotas, todos lo tendremos presente por el resto de nuestros días.

Desde aquí, un abrazo fraternal para toda su familia.

Más apenas salía de la sorpresa de esa partida, cuando el miércoles me dan la noticia de la muerte de Horacio del Bosque, otro gran amigo y compañero de muchas luchas.

De manera especial vivimos juntos con toda intensidad la campaña para gobernador de 1999, pues él era el coordinador general de la misma y yo estaba en el Comité Ejecutivo Estatal del PRI. Recorrimos tantos kilómetros juntos y viajamos tantas veces en avión, que nadie hubiera pensado entonces que su destino estaba escrito y fallecería en un accidente aéreo.

Inevitable fue el recordar otra tragedia, ésa en el 95, en que perdiera la vida en forma semejante mi entrañable amigo Daniel Hernández Issais, en esas mismas tierras de Piedras Negras.

Hombre alegre y festivo, Horacio, me dijo la última vez que nos vimos no hace mucho tiempo: "No sé qué andaba haciendo en otros ámbitos de la administración pública, porque lo mío, lo mío, es la ingeniería"; y le respondí: "No amigo, lo suyo, lo suyo, es el bongo" (que le encantaba tocar, cuando se armaban las bohemias). Estoy seguro que llegó al cielo pidiéndole a San Pedro si le podía cambiar el arpa clásica por unos bongos. Eso era lo suyo.

Es el tiempo, no tiene remedio, para algunos anticipado, pero es el tiempo de marchar. De hacer el recuento de nuestras vidas y sacar un balance, que espero sea positivo, pues nunca he estado en ese trance.

Por eso me aferro a mis amigos, a mis afectos y aunque sé perfectamente que no me pertenecen y que los apegos son malos, hay momentos en que no me queda de otra.

No puedo cerrar estas líneas sin evidenciar la incongruencia de algunos comentaristas políticos que han criticado al PRI, por los resultados del domingo pasado, pues por una parte estuvieron sosteniendo que ya no eran tiempos de "carros completos" y cuándo el PRI no logra esos triunfos absolutos, sostienen que "fracasó". El PRI ha demostrado de muchas formas que sigue vivo y activo y que puede lograr triunfos aún es estados como Aguascalientes y Zacatecas, donde era oposición y que está más que listo para dar la pelea en el 2012.

La democracia es así, se gana o se pierde, según lo decida el electorado, pero por alguna razón que ciertos críticos no alcanzan a aceptar, la gente vuelve los ojos al priismo y reconoce en él a un partido con capacidad de gobernar y superar errores o aberraciones del pasado.

¿Qué se perdieron Puebla y Oaxaca?, claro, porque en esos estados los gobernadores hartaron al pueblo y éste buscó otras opciones. Pero si la oposición actúa mal, ahí volverá a ganar el PRI en las próximas contiendas y si lo hacen bien, pues que el pueblo se los reconozca.

Recordemos que en política, nadie se muere hasta que se muere. Y las instituciones como el PRI no mueren con una elección.

Por lo demás. Seguiré sosteniendo que: "Hasta que nos volvamos a encontrar que Dios te guarde en la palma de Su mano".

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