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Qué hacer con los niños en vacaciones

ROLANDO CRUZ GARCÍA

Nos encontramos ante el inicio del periodo vacacional en educación básica y dicha etapa se ha convertido en un suplicio para la mayoría de las madres de familia, que no saben qué hacer con sus tremendos hijos o bien no pueden o no quieren hacerse cargo (porque trabajan o no tienen tiempo para ellos).

Lo anterior se puede constatar en expresiones tales como: "no sé qué hacer con los niños, apenas empezaron las vacaciones y ya no los aguanto" o "las vacaciones duran una eternidad, deberían darles sólo unas semanas" o en expresiones de las abuelas: "ya empezaron mis cursos de verano, todo el día con mis nietos en casa", sólo por mencionar algunas.

El problema se vuelve crítico cuando comprobamos que en realidad, no sabemos qué hacer con los niños y pensamos que sólo la escuela puede hacerse cargo de ellos y cuidarlos; cuando la verdadera responsabilidad de su cuidado y de su primera educación está en casa.

Podemos asegurar incluso, que la verdadera educación del niño comienza antes de su nacimiento e inicia con la propia educación de los padres, quienes deben prepararse interiormente con mucha anticipación, mediante una mejor comprensión del amor como pareja. Incluso la madre, consciente de los poderes que le ha dado la naturaleza, trabaja para dar a este nuevo espíritu, un cuerpo físico y psíquico, hecho con los mejores materiales. Si millones de padres en el mundo decidieran prepararse para hacer este trabajo, la humanidad se transformaría radicalmente en pocas generaciones.

"La educación de un niño comienza veinte años antes de su nacimiento, con la educación de los padres" (Napoleón). La experiencia y los estudios científicos han demostrado que la madre graba profundamente en su hijo lo que ella misma es.

Si existe un periodo durante el cual la madre desempeña un papel preponderante en lo que serán las tendencias y hábitos morales de su hijo, es, ciertamente, el periodo prenatal y tan íntima es esta relación orgánica, como grande es la interdependencia en lo físico y en lo moral. De aquí la incongruencia del dilema que enfrentan las mamás al negarse al cuidado de sus niños.

Las mejores condiciones físicas y psicológicas para que el niño se desenvuelva lo más sanamente posible, son las que se derivan del hecho de ser deseado, esperado. La solidaridad tan íntima que une a la madre con su hijo, lejos de desaparecer cuando éste viene al mundo, continúa durante largo tiempo. Por eso es tan esencial que se encargue la madre misma de la educación y cuidado de su hijo y no se resigne a confiarlo a otros (sólo en casos de fuerza mayor).

Los niños deben aprender a estar solos y a divertirse solos, siempre bajo la cariñosa custodia de los padres. Si la madre se las ingenia para llenar cada uno de sus minutos, aunque no siempre sea presencialmente, se acostumbrarán a ser independientes y a estar felices. Por el contrario, sabemos de muchos niños que acaparan a su madre desde los primeros años, estos niños sufren a consecuencia de su continua dependencia y del vacío de tiempo que su madre les prodiga, constituyendo para ellos un problema imposible de resolver.

Una de las mayores ayudas que se pueden proporcionar a los niños es reglamentar sus hábitos, lo que les ayudará más adelante a enfrentar trabas, incertidumbres e inhibiciones. El papel de mamá es el de facilitar su desenvolvimiento moral y físico, ayudarle a conquistar su verdadera libertad; el orden y la regularidad son casi tan indispensables como el cariño.

Esta importante función de acompañamiento, que se desarrolla en casa, permite que el jugar (propiciando la psicomotricidad), el colorear, identificar objetos, formas y colores, contribuya a su instrucción escolar.

El objetivo de la educación es reducir la distancia y las disonancias entre la casa y la escuela; la participación familiar en la educación, incluso cuando no hay clases (particularmente en preescolar y primaria), es la que permite asegurar el éxito académico.

En vacaciones es necesario ponernos las pilas, al menos en los siguientes aspectos: promover la práctica de algún deporte, esto, además de asegurar el desarrollo psicomotriz, termina por agotar sanamente a los niños. Hay que asegurar los juegos que ayuden al uso de la mente (juegos de mesa, de azar, etc.) y finalmente les sugiero al menos una hora de repaso escolar, en las áreas de mayor interés de los niños, por ejemplo la lectura (libros de cuentos, historietas) la escritura (diario personal, cartas familiares) y las soluciones matemáticas (crucigramas, revistas de entretenimiento, acertijos, ajedrez, etc.). Si planeamos y aseguramos todas estas actividades en vacaciones, éstas nos serán más rápidas y placenteras.

Para finalizar, quiero recomendar respetuosamente a las mamás que, con su cariñosa guía y su imprescindible acompañamiento, permitan a sus hijos seguir desarrollando sus extraordinarias facultades, para que el día de mañana sean todos mejores seres humanos.

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