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La mayoría de edad

Gilberto Serna

Durante algunas semanas, posteriores al día en que se celebraron los comicios para elegir las personas que ocuparán los edificios consistoriales, hemos leído diversas columnas periodísticas que destacan por qué y cómo es que en Torreón el partido del gobierno perdió por votación abrumadora la alcaldía. Mucho se ha hablado de la arrogancia de los estrategas que no tomaron en cuenta el especial temperamento de los laguneros realizando una selección en que las bases priístas fueron brutalmente ignoradas; esto es, hubo una ausencia de democracia en el interior de ese instituto político. Se especuló sobre si la designación de quien resultó candidata se debió a fuertes presiones de intereses ajenos a los de la comunidad que se pretendía gobernar.

En una palabra, que la decisión tuvo su origen en una sola voluntad -¿el dedo?- a la que se convenció de que no necesitaban de nadie dado que con el voto duro de las huestes del partido, junto con el abstencionismo tradicional de electores apáticos y una ley ad hoc, hecha a la medida, que no calentaría el cotarro por la brevedad de las campañas, tenían la victoria en sus manos. Además, mucho ayudarían las despensas y el dinero derramado en la compra de conciencias. Lo que ahora el público sabe es que a los estrategas les salió el tiro por la culata aun habiéndose presentado el fenómeno esperado de casillas semi-vacías. El cambio del juego de futbol a un día antes, no produjo el efecto deseado. La mayoría de los ciudadanos prefirieron quedarse en casa pero, contra cualquier pronóstico el candidato panista obtuvo el triunfo.

El truco basado en la teoría de que el abstencionismo bastaría para darle el triunfo al PRI es hoy letra muerta, cuando menos lo es en Torreón. No obstante que podamos estar o no de acuerdo con lo anterior hay un elemento que se ha dejado de lado. En lo que se ha dado en llamar la Comarca Lagunera que comprende tres municipios del estado de Durando y cinco de Coahuila, cuya integración geográfica se extiende en ambos lados a otras cabeceras, no sólo en Torreón sino además en San Pedro y Parras de la Fuente el régimen actual encontró su Waterloo (ahí tuvo lugar la célebre batalla donde fue derrotado Napoleón). Hablamos de una región en particular de Coahuila porque si nos extendemos a todo el estado hallaremos que el PRI-gobierno perdió en total 11 municipios.

Es llegada la hora en que el PRI debe cambiar sus métodos para nombrar sus candidatos. Por sabido se calla que no es fácil, como partido político, mantenerse independiente, alejado de la esfera de influencia de quienes exigen una obediencia ciega. Por lo común desde que el liderazgo del Presidente de la República se derrumbó han surgido en cada entidad federativa otros ejes de poder que carecen de la frialdad con la que antaño se manejaban los asuntos electorales. Se advierte en esos polos imperiales una gran carga emocional impregnada de odios y resentimientos. El resultado de los eventos electorales que tuvieron lugar en las postrimerías del mes de septiembre, a querer o no, deben producir una reacción. Déjese que los partidos se democraticen; fuera con aquéllos que no quieran entenderlo. Son tiempos inéditos, soplan nuevos aires de libertad. Por el bien de Coahuila, para empezar el cambio, lo conveniente sería que los partidos políticos alcancen la mayoría de edad.

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