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NUESTRA SALUD MENTAL CAPÍTULO INTERESTATAL COAHUILA-DURANGO DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA EL ROL DE MÉDICOS Y MAESTROS EN LA SALUD MENTAL

DR. VÍCTOR ALBORES GARCÍA

Asociación de Psiquiatría y Salud Mental de La Laguna A.C. (PSILAC)

(VIGÉSIMA PRIMERA PARTE)

Uno de los problemas importantes que encontramos con respecto al tipo de educación o información sexual que se proporciona en las instituciones educativas, y que se mencionó la semana pasada, es que desgraciadamente mucho del material que se proporciona, independientemente de qué tan completo o incompleto sea, tiende a ser opacado y sustituido en un muy buen porcentaje por ese otro tipo y estilo de educación sexual que es tan común y popular en nuestra época, y que surge naturalmente de los medios de comunicación masiva. Se trata de un estilo de información mucho más potente, más actualizado y de mayor impacto, atractivo e interés para los jóvenes, puesto que los aborda principalmente a través de las pantallas y de las imágenes, que es el tipo de educación al cual han sido indoctrinadas estas nuevas generaciones, y que por lo mismo absorben, registran y digieren con mayor pasividad, facilidad y obediencia que cualquier otro tipo de información. Desgraciadamente, la realidad es que las más de las veces, tampoco se trata de un estilo de educación o de información sexual amplio, completo, coherente, bien integrado, serio y benéfico, puesto que como todos sabemos, el objetivo primordial de los medios no está enfocado necesariamente hacia la educación y la salud física y mental de todos estos niños, jóvenes y adultos, sino más bien a la venta y al consumo de toda clase de bienes materiales hasta cierto punto chatarra; de productos que en la mayoría de los casos pueden ser inútiles y desechables, ya que han sido creados como necesidades imaginarias, o como espejismos básicos de nuestra sociedad actual, una sociedad que tiende a alimentarse y a vivir precisamente a base de dichos espejismos y necesidades imaginarias que llegan a considerarse fundamentales, sin serlo. En ese sentido, la sexualidad es convertida entonces en otro producto más a la venta y a la subasta en los mercados, adherido lo mismo a prendas de vestir que a ropa interior, a perfumes y desodorantes, a sábanas y blancos, a toallas sanitarias, a cremas, ungüentos y diferentes tipos de alimentos que ahuyentan la gordura para convertirla en desnudos elegantes y esbeltos o a toda clase de máquinas y aparatos gimnásticos o utensilios deportivos que persiguen un objetivo semejante.

Pero igualmente, la sexualidad como producto se ofrece en ritmos y tonadas diferentes a través de los espasmos de los videoclips más populares y de moda, que son sumamente atractivos, exuberantes y carnales, y en los que se venden exitosamente las imágenes de hombres y de mujeres como modelos a seguir, idealizados como los iconos más altos de la moda y de las costumbres actuales. Entremezclados con la música y los bailes se abordan toda clase de mensajes subliminales eróticos, también de una sexualidad oscura y distorsionada, fragmentados en ciertos códigos y claves que necesitan ser descifrados ya sea para la conciencia o para el inconsciente de cada uno de sus mudos observadores y seguidores que desde las ventanas y los ojos de las cerraduras de sus televisores los miran ansiosa y cercanamente como voyeuristas aficionados o experimentados. Tales mensajes y temas "educativos" de sexualidad se venden asimismo en las portadas y los contenidos de diferentes tipos de revistas que se dan el lujo de anunciar y premiar pomposamente a las diez mujeres o a los diez hombres más sexys del año o de la temporada, y quienes al ser entrevistados, comentan desde sus páginas y a viva voz sus secretos más íntimos, aquéllos que los han colocado en tal status digno y honorario, como modelos femeninos o masculinos a seguir en ese honroso pedestal, y que en esa forma imparten sus cátedras de educación sexual. Pero además, la sexualidad como producto también se importa o se exporta desde los guiones baratones y gastados de las telenovelas o las teleseries nacionales o extranjeras, que se desbordan en escenas grotescas y aparentemente mundanas de la supuesta vida real de los chicos consentidos poderosamente ricos que se casan con las chicas profundamente pobres y buenas, para hacer a un lado a las malas y a los malos que se comportan pecaminosamente lujuriosos a cualquier hora del día. Pero ello también sucede en los pasillos de los hospitales entre los médicos y las doctoras o las enfermeras y los laboratoristas o cualquier otro empleado de tales instituciones, que entre consultas y cirugía encuentran el tiempo para el coqueteo y el faje, también como modelos importados a seguir de las tan populares series de hospitales, de abogados o de medicina forense, con crímenes sexuales y grotescos, o de las chicas mundanas de las urbes, cuyas vidas giran exclusivamente alrededor de la sexualidad, ejemplos que parecen sumamente apropiados para los chicos o las chicas noctámbulos, que buscan mantener su sueño alejado o escapar así de los diferentes tipos de pesadillas e inquietudes que los atormentan (Continuará).

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