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Las Palabras Tienen la Palabra / Esta costumbre nuestra de vivir en crisis

Juan Recaredo

De pronto me pongo a pensar que para mi hijo que tiene 25 años la supuesta crisis que vivimos los mexicanos es el estado normal de las cosas. Y es que los mexicanos tenemos tantos años viviendo en crisis, que ya hasta creo que aprendimos, si no a amarla, por lo menos a tolerarla, a vivir con ella como un mal necesario, como uno de esos parientes que de repente llegan a quedarse en nuestra casa por unos días y cinco años después todavía están ahí y no hay manera de sacarlos.

Estando en crisis económica “a querer y sin ganas” (1) aprendemos muchos términos que conviene analizar desde su raíz, para entenderlos mejor:

La palabra crisis proviene del griego “crisis” que es un esfuerzo, lucha juicio o distinción. Los romanos usaron la palabra con el sentido de “momento decisivo de cambio en el proceso de una enfermedad”, pero hoy significa otra cosa: La crisis es el momento decisivo en un negocio grave y de consecuencias importantes. Es la situación de un asunto cuando está en duda su continuación, modificación o cese. ¡Es dificultad o decaimiento…! (2)

Estoy casi por decirle que la definición de “crisis” es como esa anti definición que dice que el amor se siente, mas no se define, definición que nos deja igual o peor que antes.

La palabra trabajo proviene del latín tripalium que era nada menos que un instrumento de tortura o sea que el nombrecito no podría ser más adecuado. Tripalium quiere decir “que tiene tres palos” por la forma en que se construía ese aparato destinado a “darle infierno” a la gente. En otro enfoque se dice que el trabajo como tormento es un concepto ya no vigente y que ha dado paso a “acción y efecto de ocuparse en cualquier ejercicio, obra o ministerio” porque el trabajo es además una actividad física o intelectual que la sociedad impone al individuo o bien que el individuo mismo se impone con el propósito de lograr un fin determinado.

Finanzas es un galicismo… y eso ¿es bueno o es malo? Pues ni bueno ni malo. Simplemente quiere decir que, como tantos otros vocablos de nuestro idioma, procede del Francés. Palabras como ésa se llaman galicismos porque antes Francia era territorio de Las Galias.

Antiguamente finanza significaba fianza, (3) pago o rescate, en un momento determinado pasó a ser lo referente a los “recursos pecuniarios” y modernamente las finanzas son los “recursos económicos o rentas del Estado. La palabra nació de la idea de darle fin a una deuda cuando la pagabas, cuando la finiquitas.(4) Hoy se usa solamente en plural como sinónimo de “hacienda pública”.

Vale aquí recordar que las formas del verbo financiar en tiempo presente no deben llevar acento en la i. No se debe decir yo financííío sino yo finaaaancio. No es tú financííías sino tú finaaaancias y así sucesivamente. Lo menciono porque es un error que surge con mucha frecuencia.

Por si las dudas

1.- A querer y sin ganas. Un dicho anticuado. Se aplica como “quieras o no quieras”.

2.- Crisis. ¡Uf! ¡Qué difícil es definir una crisis!

3.- Fianza. Es algún valor que da el que hace un trato, para garantizar el buen cumplimiento de una obligación.

4.- Finiquitar. Llevar a un asunto hasta su terminación y dejarlo en orden.

Pregunta: ¿Qué es una Tanagra y por qué se le llama así?, Blanca Lilia Ríos.

Respuesta: c) La Tanagra es una estatuilla de barro. La marca es famosa por la alta calidad de su manufactura. Se le llama así por las que se fabricaban en la ciudad griega de Tanagra.

Frase loca… de remate

En este tiempo, lo más raro es ser normal. ¡Hasta mañana!

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