Festejan miles de laguneros a la Diócesis de Torreón
El 19 de abril de 1958, por decreto del Papa Pío XII, se creó la Diócesis de Torreón. Ayer, 50 años después, la grey católica de la región se congregó en el Coliseo del Centenario para festejar el Jubileo de Oro y celebrar la solemne Eucaristía, en donde se recordó a Fernando Romo, primer obispo de la localidad.
Más de nueve mil fieles católicos, además de obispos, cardenales, arzobispos y el nuncio apostólico en México, acudieron a festejar los 50 años de la Diócesis de Torreón.
Desde las diez de la mañana, el Coliseo del Centenario abrió sus puertas para recibir a miles de personas que llegaron de San Pedro, Francisco I. Madero, Matamoros y Viesca, para celebrar el Jubileo de Oro de la Diócesis de Torreón.
Mientras el clero diocesano arribaba al Coliseo del Centenario, los fieles disfrutaron de los espectáculos que la Diócesis ofreció para hacer la espera un poco ligera. Al cuarto para las doce, los obispos llegaron seguidos de los cardenales, arzobispos, y el nuncio apostólico, Cristophe Pierre.
El cardenal de Guadalajara, Juan Sandoval Íñiguez; el arzobispo de San Luis Potosí, Luis Morales Reyes; el arzobispo de Tijuana, Rafael Romo y 46 obispos de México, fueron algunos de los asistentes al festejo.
Y es que un sábado 19 de abril, pero de 1958, el Papa Pío XII creó la Diócesis de Torreón, y para festejar el Jubileo de Oro, miles de personas acudieron a celebrar la solemne Eucaristía que fue presidida por el cardenal y arzobispo de Monterrey, José Francisco Robles Ortega.
A las 12:00 horas, José Guadalupe Galván Galindo, obispo de esta ciudad, dio la bienvenida a los asistentes y al clero diocesano, y minutos más tarde, los asistentes escucharon con devoción el mensaje del Papa Benedicto XVI que fue leído por el Nuncio Apostólico en México, Cristophe Pierre.
En su mensaje, el Papa Benedicto XVI alentó a la Diócesis de Torreón a “renovarse a la luz de la Palabra de Dios para infundir nueva vitalidad en las parroquias, asociaciones católicas y movimientos apostólicos”.
Mientras los fieles ondeaban banderines de color morado, azul, amarillo blanco y rojo, monseñor Robles inició la Eucaristía que se ofreció en honor del primer obispo de Torreón, don Fernando Romo Gutiérrez, quien falleció en diciembre del año pasado, y quien este domingo estaría cumpliendo 50 años de su consagración episcopal.
En un ambiente de absoluta solemnidad fue escuchada la homilía de monseñor Robles, quien minutos antes de iniciar la Eucaristía, en una entrevista para El Siglo de Torreón, señaló que el Jubileo de Oro de la Diócesis de Torreón es una oportunidad de ver el pasado y el origen de esta Iglesia.
“Viendo el pasado hay mucho qué agradecer porque se ve una Iglesia con mucha vitalidad, pero viendo el futuro es necesario renovar este compromiso de seguir, desde los valores del Evangelio, transformando esta sociedad”.
El reto, dijo monseñor Robles, es hacer que el hombre recobre el valor de lo trascendente y de lo religioso, porque en la actualidad prevalece el consumismo y el materialismo, además olvida los valores espirituales que también son importantes para el desarrollo de la vida humana.
De la homilía de 23 minutos que ofreció el arzobispo de Monterrey, siguió la participación del tenor Fernando de la Mora Romo, y sobrino del primer obispo de Torreón, quien interpretó el Ave María de Franz Shubert, acompañado del Cuarteto Tempo Difficile, en honor de Nuestra Señora del Carmen, patrona de la Diócesis.
Y no sólo su voz cimbró el Coliseo del Centenario al interpretar Agnus Dei, también los aplausos de miles de personas y el clero diocesano que ovacionaron la actuación que Fernando de la Mora Romo brindó como un homenaje póstumo a su tío.
Mientras el tenor interpretaba Panis Angelicus, inició el rito de la comunión. En diez minutos, 100 religiosos, entre sacerdotes y seminaristas, repartieron la mayoría de las ocho mil ostias que la Iglesia preparó para esta ocasión.
La sorpresa se la llevó el arzobispo de San Luis Potosí, Luis Morales Reyes, quien fue obispo de Torreón de 1985 a 1999, pues a nombre de la Diócesis de Torreón, la familia Quintanar Hinojosa le entregó un reconocimiento por el trabajo evangelizador que realizó a lo largo de 14 años en la Comarca Lagunera de Coahuila.
Alrededor de las 14:20 horas, la Eucaristía de la clausura del Jubileo de Oro de la Diócesis de Torreón, concluyó entre aplausos y ondeadas de banderines, pero sobre todo al ritmo del mariachi que deleitó a obispos y asistentes.
EL GOZO DE LOS FIELES
Teresa Ochoa, de la colonia Centro de Torreón, se mostró emocionada por la Eucaristía, “es algo muy hermoso que llena a uno del Espíritu Santo.
No encuentro palabras para expresar lo que siento, pero me pongo chinita de la piel de lo emocionada que me siento por esta celebración”.
A Victoria Cuevas, quien vive en la colonia La Merced, no le importaron los inconvenientes de llegar al Coliseo del Centenario, pues por su edad usa silla de ruedas. “Mi hijo Jesús me invitó y me trajo. Llegué desde antes del mediodía y estoy muy contenta de estar aquí porque la misa estuvo hermosa, y le doy gracias a Dios por permitirme venir”.
Durante la Eucaristía, Guillermo Reyes, de la colonia Las Dalias, rezó con devoción en compañía de su familia, “la misa estuvo muy bonita y me gustó mucho el sermón del arzobispo.
Tenemos una Diócesis joven pero que lleva a su Iglesia como debe de ser, y ojalá que los sacerdotes que nos visitaron no vengan sólo en ocasiones especiales, hay que decirles que vengan más seguido a la Comarca porque los vamos a estar esperando”.
UN FUTURO ESPERANZADOR
El cardenal de Guadalajara, Juan Sandoval Íñiguez, lamentó la muerte de don Fernando Romo, primer obispo de Torreón, pues aseguró que tenía mucha ilusión de que estuviera presente en la celebración de la Diócesis.
“Él fue mi maestro cuando yo estudiaba en el Seminario Menor de Guadalajara, y pues lo quise mucho. Era un hombre muy simpático, ocurrente y muy bueno para poner apodos y pintar, era un artista, y siento mucho que Dios lo haya recogido y no le haya permitido celebrar su consagración episcopal”.
Por su parte, monseñor Luis Morales Reyes se mostró emocionado de estar presente en el aniversario, “hay que darle gracias a Dios porque ha acompañado a esta Diócesis, que es muy joven, dinámica y emprendedora como la gente de La Laguna”.
“En esta región, la gente ve muy poco al pasado y mucho al futuro. El primer obispo de Torreón tenía un gran carisma y una rica personalidad. Con su espontaneidad y amor por la gente, entró a la cultura lagunera y le dio un impulso primaveral al nacimiento de esta Diócesis que quedó marcada por el espíritu del Concilio Vaticano Segundo”.
El arzobispo dijo que durante su trabajo en la Diócesis de Torreón, también se enriqueció del espíritu lagunero y del impulso que don Fernando le dio a la Iglesia Católica, “Dios y la gente serán los que me juzguen por mi labor en esta región, pero me siento feliz del servicio que brindé y sobre todo tengo una gratitud inmensa porque fui arropado con mucho cariño”.
