‘DESEOS PARA MI CENTENARIO’
No deseo gastos extraordinarios en fiestas que son efímeras y las cuales se olvidarán en un par de meses, siendo recordadas más por mis invitados que por mí, al haber tedido que organizarla cuando era yo la festejada.
Tampoco quiero grandes regalos en obras que no son necesarias y las cuales cuestan millones, sólo para construir una nueva puerta, cuanto los que me visitan han constatado a lo largo del tiempo que la entrada de mi casa siempre está abierta para recibir al viajero e incluso a los hijos pródigos que han regresado percatándose que como el hogar no hay sitio mejor.
Sólo deseo lo mejor para mis hijos, parques en las cuales, por pequeños que éstos sean, se sientan orgullosos de llevar a mis nietos a pasear. bulevares y periférico limpios, con árboles verdes, podados y sin hierba, con luz suficiente para que puedan pasar por ellos de noche. Pasos peatonales no de adorno, sino terminados, limpios y seguros. Banquetas de un tamaño razonable para que mis niños de a pie puedan caminar al lado de sus pequeños o de su ser amado sin importar la colonia o mis hijos con capacidades diferentes no tengan que lidiar con autos por no caber sus sillas de traslado. No quiero semáforos nuevos en donde ya existen y los cuales no llevan los nombres de los héroes de este gran país, mejor regálenme señales y nomenclaturas que duren como las de antes, para las cientos de calles que tengo y las cuales no ubican ni a los que viven conmigo. Mis hijos están sedientos de agua, inviertan en mis viejas tuberías y vigilen que realicen fraccionamientos dignos de mí, en donde las nuevas familias se sientan arropadas por una urbe y no crean que están en el campo a merced del clima y de las bestias de toda índole; sintiendo confianza, seguridad y respaldo por sus funcionarios y autoridades, las cuales velan y cuidan de ellos sin distingo de clases, raza, credo o color, pues basta estar en mí, para que los consideren sus hermanos y obtener los beneficios que en otros lugares se los han negado.
Deseo de todo corazón estar con ustedes otros Cien Años, por eso no me presuman por los regalos que me dan, sino por los servicios que les presto, imiten siempre a sus hermanos que partieron y los cuales me veían como su hogar y no como su negocio, como el lugar en donde moraran sus hijos y no como el sitio para enriquecerse, traten de ser parte de mi historia y crezcan conmigo unidos siendo el ejemplo, el bastión y apoyo de las demás ciudades de La Laguna, para que nadie se sienta relegado de mi festejo y del abrazo del Cristo que nos mira desde las noas y poder así convertir en sinónimo palabras como torreonense, lagunero, mexicano, con la de: “Ser Humano”.
Atentamente:
Su ciudad, La Perla de La Laguna, Torreón.
