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Gobernadores (14) Mendoza Berrueto

Hora cero

Roberto Orozco Melo

El Gobierno de José De las Fuentes Rodríguez iba a concluir. Era presidente del país Miguel De la Madrid Hurtado. Entre algunos coahuilenses que aspiraban a gobernar Coahuila destacaba el economista Eliseo Mendoza Berrueto, avalado por su historial y su cercanía con el presidente de la República.

Treinta y siete años antes, en 1950, Eliseo había obtenido el título de profesor de Educación Básica por la Escuela Normal de Coahuila y de inmediato hizo maletas para viajar al Distrito Federal a buscar empleo en alguna escuela primaria. Su madre, la profesora Guadalupe Berrueto Ramón le preguntó: “¿Y por qué a México? Aquí podrías encontrar trabajo”, Eliseo respondió: “Allá hay más campo”. Doña Lupe sacudió la cabeza: “Pero tu papá ‘don Emilio Mendoza’ y yo queremos verte crecer”, Eliseo sonrió y la tranquilizó: “No se apure, mamá: vendré en las vacaciones; pero sólo viviré en Saltillo si regreso como candidato a gobernador”.

Usted, amigo lector: ¿cree en el destino? Yo sí, de alguna manera; pero Eliseo, menos dogmático, se dedicaría a construir su porvenir trabajando como profesor de banquillo por las mañanas y dedicando las tardes y las noches a estudiar en la Facultad de Economía; luego se involucraría en la política universitaria afiliado a una generación de futuros profesionistas que luego tuvieron un destacado protagonismo político nacional. El historial de EMB anterior a su candidatura para gobernador habla dos certificaciones post universitarias cursadas en Holanda y Francia, más dieciséis distintas experiencias laborales y políticas.

Durante el sexenio de su amigo Miguel De la Madrid —1982 a 1985— Eliseo fue subsecretario de Energía, Minas e Industria Paraestatal, eso después de haberlo sido de Comercio —1970 a 1976— y de Educación Superior —1978 a 1982—. Luego fue diputado federal por el primer distrito de Coahuila y una vez aprobada la credencial legislativa devino presidente de la Gran Comisión de la Cámara de Diputados. Dos años después, en 1987, sería candidato del PRI para gobernar de nuestro Estado. Eliseo refiere que se enteró de ese destino después de que Abraham Cepeda lo propuso, en ausencia, a la asamblea estatal que se reunió en Saltillo para aprobar la convocatoria de la elección interna.

Antes de Eliseo ningún gobernador del siglo XX habría llegado con tantos créditos académicos y laborales. Después de él solamente Rogelio Montemayor Seguy, quien lo sucedió en 1993, exhibió credenciales académicas mayores, pues llegó al doctorado. Sin embargo, en experiencia política y laboral los antecedentes de ambos aparecen bien nutridos.

¿Qué tan importante es la educación académica para bien gobernar a un estado como Coahuila? Vale, sin duda, pero no olvidemos al empirismo: muchos mandatarios coahuilenses fueron solamente licenciados en Derecho y la mayor parte ni siquiera tenía un grado profesional: alcanzaron el pretendido cargo como simples ciudadanos con previa experiencia política o administrativa. El mejor gobernador que recuerdo, entre éstos, solamente había cursado dos años de primaria, pero era un culto autodidacta. El Gobierno político de una entidad es un arte y oficio que se aprende por medio del brutal empirismo en la cambiante política y de los empleos burocráticos menores. Más parecen contar a favor del éxito, siempre se sean bien aplicadas, las cualidades de la constancia, la pertinencia, la sensatez, la energía, la intuición y el instinto.

Eliseo fue un buen gobernador, sin duda. En el ejercicio del cargo puso ponderación, equilibrio y hasta donde pudo, organización administrativa. No fue acusado de falta de honradez y procuró unificar a los grupos políticos existentes en el Estado. Fue meritorio haber iniciado los trabajos de la carretera de cuota de Saltillo a Torreón, hecha de mala gana por Andrés Caso, secretario de Comunicaciones y Obras Públicas en el Gobierno de Salinas. El siguiente Gobierno se encargaría de concluirla como autopista. Por el contrario, el llamado camino estatal de Ojo Caliente a la Carbonera ha sido y es un éxito de recaudación y ahorro de tiempo.

Lamentablemente a Eliseo no le tocó gobernar en tiempos de bonanza económica. Echeverría y López Portillo habían puesto en trémolo a la economía y las finanzas nacionales. De la Madrid sólo atinaría a recomponer el rumbo mediante la instalación de la recesión y Carlos Salinas de Gortari destacaría como un joven instruido, avispado, inteligente de instinto mesiánico que finalmente perdió su brújula en la nebulosa de la historia, a la cual mucho contradijo.

Los seis años de Eliseo transcurrieron “ensangüichados” entre realidades nacionales negativas: la recesión económica jamás se superó y el timón de la política se trastornó entre cambios drásticos y desconcertantes. El Gobierno y su partido fueron despojados de su originaria ideología. A pesar de todo, el saldo de EMB devino positivo en el ánimo de la ciudadanía.

Con la designación en 1990 del doctor Rogelio Montemayor Seguy como coordinador estatal del programa Solidaridad, copia de aquél “Trabajemos Juntos” iniciado por Mendoza Berrueto, se definió virtualmente la sucesión gubernamental de Coahuila para el periodo 1993-1999.

La situación devino incómoda para el gobernador Mendoza Berrueto y no dejó de provocar incomodidad y rispidez entre las dependencias y sus titulares; pero la urbanidad y la cortesía política se impusieron en estos últimos y el tiempo, buen amigo, puso su parte para alcanzar el final feliz de una etapa y el principio promisorio de otra.

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