Los países que han aprovechado de manera integral la tecnología de la información e Internet han abierto nuevas fuentes de inversión y de mercados y realizan eficientemente operaciones de compraventa y financieras además de reducir los costos de transacción y con ello han logrado ser mucho más productivos y competitivos.
En nuestro país, e-México nació como un proyecto con las buenas intenciones de encaminar al país hacia la digitalización y la sociedad de la información en plena era de la globalización, sin embargo, desde un inicio mostró demasiadas debilidades, fue muy inconsistente, no hubo una planeación que permitiera identificar qué se quería realmente hacer con los llamados Centros Comunitarios Digitales. No se contó con una región piloto que permitiera ensayar para asegurar la eficiencia haciendo las adecuaciones necesarias que la propia experiencia y los usuarios finales del plan piloto hubieran requerido. Fue producto de la buena voluntad y la improvisación, el plan no estaba bien soportado para asegurar su viabilidad. Muchos de los CCD nunca contaron con equipo suficiente o no tenían equipo y en muchos de ellos, el encargado del centro no sabía realmente para qué servía. Hubo avances gracias a la inercia tecnológica mundial, pero los logros del gobierno fueron muy pocos y muy costosos.
Un caso concreto de inicio de un plan similar con una zona piloto es Perú, el Plan Huascarán promueve el uso masivo de Internet en la enseñanza secundaria pública en esa región. El plan contempla proyectarlo hacia otras regiones una vez que este primer intento permita ensayar el modelo y modificarlo y adaptarlo de acuerdo a las necesidades específicas que se detecten en su desarrollo inicial.
Si analizamos del año 1995 al año 2006 el número de computadoras por cada mil personas, nos encontraremos que, mientras en México este indicador se multiplicó por 3.9 en dicho período, en Corea se multiplicó por cuatro, en Taiwán y en Chile por 5,9, en la India por 6 y en China por 7.3. De los 26 millones 300 mil hogares mexicanos, solamente cuentan con computadora el 20.5 por ciento y el uso de Internet en nuestro país al año 2006, se mantiene en pañales, conectados solamente el 10.1 por ciento de los hogares mexicanos. Las razones por las cuales casi el 80 por ciento de los hogares mexicanos no tienen computadora son las siguientes: falta de recursos económicos-razón que se ha mantenido en este nivel con poca variación en mas de tres años- 57.2 por ciento, no saben usarla 11, no les interesa o desconocen su utilidad 30.3 por ciento y otras razones 1.5 por ciento. Ante estos resultados vale la pena tener presente que las computadoras e Internet no son un fin, sino un medio, son una herramienta, no una solución, se valor se deriva de el uso que se les de, su uso requiere acceso y su acceso lo genera la economía. De acuerdo con un estudio de la Unidad de Inteligencia de The Economist, la inversión mexicana en tecnologías de la información es de sólo 1.4 por ciento del PIB, cifra inferior al promedio de 4.3 por ciento del PIB que destinan los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Lo peor de todo esto es que el Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012 solo muestra también buenos deseos “Llevar Internet a más del 60 por ciento de la población”, pero no contempla un proyecto sólido, con un programa que ofrezca parámetros que sirvan para medir si se obtienen o no los resultados esperados. O se reinventa el plan e-México aprovechando lo poco que se haya logrado y la poca inercia que aun le quede o se elimina por completo para volver a empezar con este sexenio igual que como se le hace a la mayoría de los planes del gobierno mexicano.
Continuamos queriendo partir de cero sin aprovechar la experiencia de otros que lo han intentado y que han logrando casos de éxito. Chile es un buen ejemplo, un año antes de que en México se iniciara el gobierno federal llamado “del cambio”, los chilenos decidieron incorporar a su país a la sociedad de la información. Siete años después, Chile es hoy reconocido mundialmente por sus sorprendentes avances en esa materia. En el Reporte de las Tecnologías de la Información 2006-2007, que elabora el Foro Económico Mundial, Chile ocupa la primera posición de América Latina, con el lugar 31 de un total de 122 naciones; México es el segundo, con la posición 49. Los chilenos tienen 183 computadoras por cada mil habitantes, cifra que supera en más de 62 por ciento la media regional de 112 unidades, México tiene 135. Asimismo, 35.3 por ciento de la población chilena se conecta a Internet, más del doble del promedio latinoamericano de 14.4 por ciento, e incluso superior al de España, México solo tiene el 18.7 por ciento. Los servicios de Gobierno electrónico de Chile ocupan también el primer lugar de Latinoamérica, con la posición 13 del Ranking Global e-Government de la Universidad de Brown. Alrededor de 90 por ciento de las escuelas públicas chilenas tiene acceso a Internet. En el año 2000 había 78 estudiantes chilenos por cada computadora, hoy en día esa cifra es de 31. Todas las bibliotecas públicas de Chile tienen centros de acceso a Internet gratuito. Los usuarios del metro de Santiago pueden navegar por Internet gratuitamente mientras viajan. El Gobierno instaló recientemente la Casa Chile, en Silicon Valley, para estar a la vanguardia de los adelantos tecnológicos del mayor distribuidor del mundo. Con todo lo anterior como ejemplo, en nuestro caso ¿Por qué empezar de cero otra vez? Seguimos como los músicos de rancho, afinando sin tocar ninguna melodía completa.
Si los mexicanos no nos ponemos de acuerdo en hacer un esfuerzo conjunto, con continuidad de largo plazo, bien planeado para que toda la gente tenga acceso a las tecnologías de la información, se va a generar una brecha mucho más grande. Habrá más gente condenada a no participar en los procesos productivos y una élite será la que termine por manejar todo, las desigualdades serán más marcadas. Queramos o no, las nuevas tecnologías son las que marcan hoy el rumbo de las naciones.
