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Archivo adjunto| Flor de lis

Luis F. Salazar Woolfolk

El domingo pasado un grupo numeroso de jóvenes de diversas partes del país, cubrió la Plaza de la Constitución o Zócalo de la Ciudad de México con una inmensa flor de lis, formada con más de un millón de latas de aluminio que posteriormente fueron recicladas en beneficio de diversas obras sociales.

El evento tuvo por objeto la celebración de los cien años del movimiento Scout, agrupación de cobertura global y vocación universal, fundada por Lord Robert Baden Powell. El personaje mencionado, inglés de nacionalidad y militar de profesión, durante la guerra de los Boers en Sudáfrica empleó adolescentes que aún no tenían edad para estar en el Ejército, en operaciones de Inteligencia y Estrategia.

Los muchachos dieron muestra de gran valentía y capacidad e inspiraron la creación de un movimiento que en tiempos de paz, ofreciera oportunidades de formación a la juventud de todo el mundo.

El movimiento scout nace con una visión de entrega a Dios y a la Patria, al través de la práctica de las virtudes marciales de los antiguos caballeros andantes a favor de sus semejantes y en especial de los más débiles y necesitados.

El escultismo forja el carácter y estimula los ideales más elevados del espíritu humano, al través del servicio a la comunidad, el trabajo en equipo y el contacto con la naturaleza.

A partir de esta propuesta, el muchacho cifra su honor en ser digno de confianza y asume la responsabilidad por cada uno de sus actos; aprende a respetar a sus semejantes y a sonreír y cantar en las dificultades; se hace amigo de todos los hombres y hermano de todo scout sin distinción de credo, raza, nacionalidad y clase social; aprende a ver en la naturaleza la obra de Dios y como consecuencia, disfruta del medio ambiente y lucha por su conservación.

La bibliografía del movimiento scout inicia con la obra Escultismo para Muchachos de la autoría de Baden Powell, e implica una serie de manuales de instrucción cívica y educación formativa asociadas al desarrollo de habilidades prácticas, que incluyen desde técnicas para sobrevivir en despoblado y primeros auxilios, hasta sistemas de protección civil.

En una sociedad como la nuestra, urgida de instrumentos de formación autogestiva y de bajo costo que estimulen el crecimiento personal y la actividad del individuo en favor de los demás, el movimiento scout viene a ofrecer una aportación de la sociedad civil, digna de reconocimiento y apoyo, como esfuerzo que pretende el mejoramiento del hombre y la comunidad.

El Zócalo, corazón cívico y espiritual de la Capital de la República con frecuencia ocupado por el encono político, fue el domingo pasado espacio de la sociedad y escenario de los más altos ideales de la juventud mexicana.

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