El tema principal en los foros internacionales sigue siendo la guerra personal de Bush II contra Saddam Hussein. De convertirse ésta en realidad, se le dará el sesgo de ser un conflicto entre el pueblo americano y el pueblo iraquí. Falso: Éstos pagarán con su vida el choque de ambiciones de sus respectivos presidentes sin saber porqué, salvo que si no mata al de enfrente, éste lo matará a él.
Claro que a los promotores de estos juegos mortíferos les sobran “razones”, comenzando por la “defensa propia”. Aún están en esa etapa las cosas entre Bush II y Hussein, con aquél convencido de que éste tiene armas de destrucción masiva a pesar de que sus inspectores no hayan encontrado tales. “Es que las tienen muy bien escondidas”, insisten. Con tales “razonamientos” no hay escapatoria posible. Bush está obsesionado con su guerra y de tal manera se brinca las trancas que, por saber que existen descontentos en Iraq, él concluye que el pueblo entero de Iraq odia a su dictador.
Esa es la falacia típica de quienes se meten a redentores de un pueblo cuya idiosincrasia les es desconocida, porque, por regla general, los pueblos adoran a sus demagogos y les ceden sus derechos de manera incondicional. El resultado es trágico porque, para cambiar un sistema de gobierno, se hace necesario destruir toda esa generación seducida por el genio de su líder. ¿Acaso el pueblo alemán en su mayoría no era devoto de Hitler? ¿o el italiano, de Mussolini? El propio pueblo español tuvo a Franco como un gran gobernante porque no sólo pudo reconstruir la economía de España sino que pudo también poner en paz a los españoles consigo mismos después del resquebrajamiento de la república, cuyos refugiados vinieron a enriquecer incalculablemente la ciencia y la docencia en México. Fue Franco un verdadero prestidigitador, ya que a pesar de haber perdido una proporción muy alta de la inteligencia española, lograra reinstalar a la monarquía en el trono pero ahora sujeta a una constitución de índole democrática. Su éxito fue singular e indiscutible; su premio, morir de viejo en su propia cama.
En Iraq, en cambio, no existe ningún agente análogo. Por lo que vemos desde acá, en el Islam no existe distinción alguna entre política y religión. Este fenómeno, clasificado según las etapas de la civilización occidental, colocaría a Iraq en los años de la primera Cruzada, por allá en el primer siglo del milenio pasado. Sugerir, como lo hace la propaganda bushita, que el pueblo iraquí vive anhelando su liberación del tirano, es un error preñado de graves consecuencias, un ardid para disfrazar de misión libertadora lo que es su muy personal guerra de conquista petrolera. Las vidas y los dineros que tal guerra le costaría a los EU estarían mejor empleados en la investigación y producción de energéticos independientes del petróleo, ya que, de no desarrollarse pronto un carburante sintético similar, el petróleo puede convertirse en un maleficio permanente para una civilización tan tecnologizada como la nuestra.
Por cierto que el otro gran peligro es la sobrepoblación. Para beneficio de los abyectos seguidores de la reproducción irrefrenada, se puede cuantificar por la multitud de mexicanos que nacen sin esperanza alguna de tener un sano desarrollo físico y mental. Eso por un lado, y por el otro, por la diferencia entre el crecimiento de nuestra economía y el más rápido crecimiento de nuestra población, de manera que no habrá empleos para quienes vayan llegando a la edad de trabajar. Mas a pesar de eso, la Iglesia no cede un ápice en su política contra anticonceptivos.
En cuanto a su educación formal, leo que “QUEDAN SIN PREPA(RATORIA) 50 MIL ASPIRANTES”. La razón principal es que ya se le está dando vigencia al Examen Único en el Distrito Federal y se está tomando en serio el resultado. Ya era hora. De 1956 a 1968 yo di clases de Literatura Universal en la Escuela Preparatoria de Mazatlán. Con pena pude comprobar durante esos años que apenas una tercera parte de mis alumnos estaban realmente listos para la prepa. Cómo habían salido de secundaria los demás, fue para mí siempre un misterio.
