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Ecos de un Concierto

S. Beckmesser

En su décimo concierto de la temporada la Camerata de Coahuila bajo la batuta del maestro Ramón Shade interpretó obras de Joaquín Gutiérrez Heras (n. 1927), John Rutter (n. 1945), Guillermo Diego (n. 1958) y Blas Galindo (1910-1993). Cuatro compositores contemporáneos de los cuales tres son mexicanos y uno inglés. Se trató de un programa interesante en el que la Camerata de Coahuila tuvo la oportunidad de desplegar su gran habilidad técnica.

El concierto inició con el Postludio para orquesta de cuerdas que escribió en 1986 el compositor poblano Joaquín Gutiérrez Heras, quien fue alumno en nuestro país del cellista Imre Hartmann y de los compositores Rodolfo Halffter, Blas Galindo; y en el extranjero con Olivier Messiaen, William Bergsma y Vincent Persichetti. Esta obra toma como punto de partida algunos fragmentos de la música que compuso para la película Olimpiada en México. El Postludio evidencia la solidez y estructura cerebral que caracteriza a su producción y concluye con una gran fuga. En su interpretación se destacaron los dos solos que realizaron Sebastián Kwapisz en el violín y Natalia Melikhova en el cello quienes tocaron con gran precisión y con la agudeza que demanda la música de Gutiérrez Heras.

La segunda obra que se interpretó fue la Suite Antique del británico John Rutter, este compositor en buena medida ha continuado la tradición de la música coral de Inglaterra. Su Suite Antique toma su inspiración en la música del siglo XVIII, generando una serie de movimientos que recuperan algunas danzas populares y cuya orquestación incluye cémbalo, cuerdas y flauta. En este último instrumento Elena Durán, quien fue la solista invitada, ejecutó adecuadamente esta obra.

El público quedó sumamente satisfecho, por lo que después de ovacionar a la orquesta y a la solista, Elena Durán en la flauta y Mariana Chabukiani en el cémbalo tocaron una transcripción de la Siciliana de Marie Theresia Paradis (1759-1824).

Después del intermedio la Camerata de Coahuila estrenó ?El Templo? de Guillermo Diego, obra que más que un concierto para dos flautas y orquesta es un concerto grosso, en el que los instrumentos solistas se integran a la orquesta y en el que se utiliza un lenguaje barroco al que se mezcla con la música popular oaxaqueña y en el que incluso se cita a la Guelaguetza. Con la excepción de la intervención de Héctor Cervantes en el trombón, la interpretación a cargo de la orquesta y de los flautistas Elena Durán y Juan Manuel Rosales fue excelente.

La última obra en ejecutarse fue la Danza de las Fuerzas Nuevas de Blas Galindo, quien fue uno de los mejores compositores que ha nacido en nuestro país. Esta obra pertenece a un ballet que se estrenó en 1940 y que lamentablemente se toca raramente en México. No es la primera vez que el maestro Shade dirige esta complicada obra, pues además de haberlo hecho hace algunos años en Torreón, anteriormente la había conducido durante un homenaje a Blas Galindo que se llevó a cabo en la ciudad de Guadalajara ante el mismo compositor. La Danza de las Fuerzas Nuevas es una interesante partitura que posee cambios de ritmo difíciles de ejecutar, por cierto, que en la interpretación que nos brindó la Camerata de Coahuila el pasado viernes, las partes de las dos trompetas fueron tocadas por el piano. Si bien el resultado fue aceptable, lo más deseable sería que la Camerata de Coahuila tuviese trompetistas que tocaran las obras con la orquestación con la que fueron escritas a fin de que podamos escucharlas con el colorido sonoro con que fueron concebidas.

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