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Casa de la Cultura de Torreón

Homero H. del Bosque Villarreal Cronista de Torreón

La educación escolar en Torreón se desarrolló enormemente a partir de la creación de la Escuela Preparatoria de la Comarca Lagunera que formó e inauguró mi padre, don Jesús María del Bosque y Rodríguez, el primero de septiembre de 1927. Pero Torreón carecía de un centro, de un lugar impulsor que fuera propicio para el desarrollo y mejoramiento cultural, que tuviera puertas muy anchas que se abrieran a la oportunidad de los incentivos culturales.

Los modelos vigentes eran muy privados y accesibles a un escaso número de solicitantes casi elitistas; se sentía la necesidad de una apertura al pueblo. La preocupación por crear este centro de cultura que tanta falta hacía, la tenían mis amigos Carlos Montfort Rubín, compañero de la preparatoria del Colegio Civil del Estado de Nuevo León y don Ernesto y Alberto González Domene, hijos de prestigiados laguneros, don Ernesto González Cárdenas y doña Elena Domene, quienes con desprendimiento económico e inversión de su valioso tiempo, logran en septiembre de 1971 la constitución del Centro Cultural de La Laguna, A.C.

El trabajo de este Centro Cultural guiado por las tres personas mencionadas, despertó interés y simpatía en el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) que decidió traer a nuestra ciudad los beneficios del Instituto y sugirió la posibilidad de fundar una Casa de Cultura que beneficiase a todos los sectores sociales y así fue que en marzo de 1972 nace la Casa de la Cultura de Torreón.

Pero independientemente, el Centro Cultural de La Laguna, A.C. seguía trabajando por el progreso de la ciudad y logró que el Instituto Nacional de Antropología e Historia construyera el Museo Regional de La Laguna ubicado en el bosque Venustiano Carranza, cuya primera etapa se inauguró en agosto de 1976. Actualmente es un museo admirable.

A los señores Montfort Rubín, Ernesto y Alberto González Domene se unió posteriormente la señora Magdalena Briones Navarro, quienes lograron que el gobernador, Óscar Flores Tapia edificara en terreno propiedad del gobierno la Casa de la Cultura de Torreón ubicada en bulevar Constitución, al poniente de la calzada Colón, construcción que no fue lo amplia y grandiosa que sería deseable, pero al menos una decorosa realidad que ha servido para impulsar y realizar los ánimos culturales de nuestra comunidad.

En esta Casa de la Cultura trabajó como director, Fernando Martínez Sánchez, durante 18 años en que realizó la magia bíblica de multiplicar los panes y los peces, pues con muy poco dinero, pero celosamente administrado pudo realizar los propósitos para los que fue creada.

Dados el aumento de las inquietudes culturales y el exceso de alumnos que solicitaban los servicios de la Casa de la Cultura, este edificio tenía que ampliarse, pero como no había terreno para nuevas obras el Gobernador del Estado Enrique Martínez y Martínez gestionó que los terrenos y edificios que ya tenía fuera de uso la estación de los ferrocarriles, pasaran en propiedad al Gobierno del Estado. Logrado esto, ordenó al Arq. Vicente Ysaiz Antuna, de Obras Públicas del Estado proyectara y realizara en los edificios de la estación una obra con amplitud suficiente para los estudios y prácticas de teatro, danza, música, pintura, dibujo y sus derivados.

Se logró un edificio hermoso y funcional que da satisfacción a las necesidades de cultura y su ejercicio. Dispone en el exterior de estacionamientos adecuados, y una explanada donde se podrán representar diversos espectáculos al aire libre. En el interior cuenta con amplio vestíbulo que puede utilizarse, además para sala de exposiciones diversas. Sobre la puerta de este vestíbulo se encuentra un espacio que puede servir para pintar ahí un mural representativo de la historia cultural de la ciudad. En el área derecha se encuentran los salones dedicados a la danza y la gimnasia y en la izquierda los salones de música, con cubículos para la enseñanza individual de los diversos instrumentos, así como aulas tipo anfiteatro con espacios para las presentaciones de solistas en las clases colectivas.

Al frente del vestíbulo se hallan las oficinas de atención al público y el área administrativa. A la izquierda la oficina de la dirección y a la derecha diversas aulas para las clases de pintura, así como salones de usos múltiples. Al fondo con acceso al público se está construyendo el teatro de cámara con todos los requerimientos para representaciones teatrales, conciertos y conferencias. La entrada al teatro se abrirá al público por el lado derecho del edificio visto de frente. Del lado izquierdo se ubicará la biblioteca, así como jardines interiores.

Cuenta en un hermoso discurso el gran orador neoleonés Nemesio García Naranjo que Carlos Darwin en su libro “Origen de las Especies”, narra que una vez en Staffordshire, Inglaterra, se sembraron unas palmas en un solar inhóspito donde crecían zarzales y brezos que languidecían por su abandono y afeaban el de por sí triste aspecto del solar; las palmeras con el cuidado del sembrador florecieron naciendo nuevas plantas; ello hizo que se multiplicaran los gusanos y que acudieran pájaros para embellecer el paisaje. Siguiendo ese ejemplo Enrique Martínez y Martínez ha sembrado esa Casa de la Cultura y hará que el perímetro en donde está fincada se llene de belleza y de amor. Será la impulsora de nuevas fincas y de habitantes que se arrimarán a la sombra de esas palmeras culturales.

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