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Líderes presentes

CLAUDIO PENSO.-

Un maestro que enseñó hasta el momento de su muerte, a la edad de 120 años, conversaba con un discípulo:

¿Usted también irá al infierno, maestro?

Claro -respondió- yo seré el primero en ir al infierno.

¿Por qué un gran sabio como usted debería ir a ese lugar?, volvió a preguntar el aprendiz.

El maestro respondió: Si yo no voy, ¿quién va a estar allí para enseñarte?

Liderar es estar cerca, incluso, adelante.

Muchos líderes están tan ocupados y cómodos que no tienen tiempo para acompañar a quienes deben impulsar.

Es cierto que a medida que alguien aumenta sus responsabilidades comienza a ser consumido por reuniones, informes, todo tipo de tareas que son necesarias, pero que lo alejan de la trinchera, el campo.

Hay líderes que prefieren la operación. Usan su expertise técnica y son incluso mejores que quienes deben conducir. Terminan generando grupos poco alineados y dependientes. Saber hacer el trabajo no es suficiente, es solo un condimento importante.

Estar presentes, es tener información, percepción, conocimiento de lo que está ocurriendo. Es facilitar el aprendizaje.

Los líderes presentes conocen profundamente a cada uno de sus colaboradores, están atentos a la compleja emocionalidad que condiciona no solamente los rendimientos sino los vínculos.

Hace años se hablaba del liderazgo de puertas abiertas. Por contraposición, esto es mejor que quienes gestionan a puertas cerradas. No obstante, los líderes presentes ni siquiera tienen puertas, están cerca, caminan su territorio y por eso generalmente anticipan los problemas antes que crezcan, incluso los previenen.

Es muy sencillo detectar a un líder ausente. Al acompañarlo a recorrer áreas o procesos se puede advertir la actuación de sus colaboradores, esa suerte de sorpresa y tensión de quienes se saben examinados por alguien que no frecuenta la línea.

En una ocasión, un gerente ausente me estaba mostrando una sucursal distante de la central. Grande fue la sorpresa cuando quisimos ingresar y el personal de seguridad no lo conocía. Poco después al visitar ese mismo lugar, me comentaron que nunca lo habían visto. Sin embargo, hacía ostentación de su capacidad de control.

Es cierto que el control ocular tampoco es suficiente y suele ser un gran distorsionador de la realidad.

Los líderes presentes tienen información, obtienen conclusiones, trabajan con objetivos, generan desafíos, acompañan y estimulan a su paso. Son inspiradores. Siempre disponen de tiempo, tienen visibilidad. Tienen encuentros formales e informales con cada colaborador y también promueven los encuentros grupales.

Cuando podemos facilitar el aprendizaje cerca de la acción, donde ocurren los acontecimientos, aumentamos la comprensión, revalidamos la vigencia y dejamos huellas que perduran.

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