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La Columna de Rosell

RAFAEL ROSELL

Quiero que hoy se corone el Atlas de Guadalajara, me importa un bledo (“Bledos. Hortaliza conocida: hay dos especies de ellos, unos son blancos y otros rojos, son de suyo desabridos, si no los guisan con aceite, agua, sal, vinagre y especias” Nos explica Sebastián de Covarrubias quien en 1611 publicó “Tesoro de la lengua”) les decía, y de nada por la información adicional, que no me importa que ahora sea Orlegi el dueño del Atlas y de nuestro querido Santos Laguna. Quiero que los rojinegros sean campeones por que ya se lo merecen y por mi podrían ser propiedad de un jeque árabe o un petrolero ruso, repito, me importa una acelga desabrida.

En una de las finales de ida más espectaculares de la cual se tenga memoria, León derrotó 32 al Atlas. Hemos sido testigos de grandes finales, pero normalmente se dan en la vuelta, un simple ejemplo, la final del Invierno 96, el primer torneo corto, la ida, en un semivacío, frío y húmedo estadio Azteca, Necaxa derrota al Santos en un partido desangelado, el único gol del juego ¡autogol de Benjamín Galindo! La vuelta una locura de buen fútbol y goles, 4-2 para global de 4-3 y los Guerreros levantan su primera copa de campeón de liga.

En el juego del jueves pasado, el equipo de Diego Cocca cambio de forma dramática su script y salió a matar o morir a la cancha de Nou Camp y por lo pronto “murió” permitiendo por primera vez en lo que va del torneo, incluyendo la liguilla, tres goles. Claro que se agradece al Atlas que con su actitud “obligó” al León a entrarle al baile y los “neutrales” nos divertimos de lo lindo, pero la legión rojinegra sufrió y el fantasma que se interpone entre la academia querida y el campeonato volvió hacerse ominoso.

Aun así, quiero entender que hoy por la noche en el vetusto Jalisco los “amigos del balón” que es otro de los motes ganados por este empático club, encuentren la manera de ganar (no hay de otra) y si lo logran con diferencia de dos no tendrían que ir al alargue y a la agonía de los penales.

Existe una historia interesante entre los dos entrenadores, Ariel Holan entrenador por diez años de equipos femeniles de hockey sobre pasto, en 2004 dio el brinco al futbol y en 2015 le llegó su primera oportunidad como entrenador en jefe con Defensa y Justicia, en 2016 tomó el mando nada menos que de In dependiente de Avellaneda e incomodó a varias vacas sagradas como Burruchaga, Bertoni y el mismísimo Bocha, Ricardo Bochini, por sus métodos basados en la tecnología que al final le dieron la razón regresándole al rojo su identidad futbolística.

Acosado por las barras bravas que exigían prebendas de todo tipo, terminó denunciándoles judicialmente, nadie se atrevía hacerlo y Holan lo hizo. Pero pudieron más las amenazas y la ineptitud de las autoridades y Holan terminó emigrando a Chile a dirigir a la Católica, después a Brasil con Santos, y ahora en su primer torneo en la Liga MX llega a la final con el León y con ventaja de un gol para lograr la hazaña.

Por su lado Diego Cocca sacó campeón al Racing Club después de trece años, se enfrentó en el clásico de Avellaneda a Holan y perdió los dos. Ambos entrenadores interesaron a Orlegi Sports, Cocca si llegó a dirigir a los guerreros sin pena ni gloria y Holan que llenaba el perfil idóneo de inteligencia deportiva del club lagunero, no pudo llegar por avatares del destino. Es esta ya la primera final donde dos directores técnicos argentinos de enfrentan desde hace 18 años, en el Clausura 2003, Daniel Passarela y sus Rayados vencieron a Monarcas del “gran perdedor” Rubén Omar Romano, 3-1 y 0-0. El ser humano es impredecible y tiene reacciones que nos pueden parecer injustas e inexplicables, como el querer que los cementeros cargaran con su cruz azul para siempre y burlarse de ellos cada torneo, muchos se decepcionaron cuando la Máquina rompió su maldición. En el beis también miles de aficionados se “decepcionaron” porque Medias Rojas y luego Cachorros por fin después de décadas ganaron la Serie Mundial. Ahora, estos “raros” que nada tienen que ver con las Chivas (rival histórico de las margaritas) que sería comprensible que apostaran por la continuación de la miseria rojinegra, pero estos ejemplares anhelan otro fracaso rojinegro por simple hecho de joder. Yo, en el nombre de Pepe Delgado, Ricardo Chavarín, Berna García, Abel Verónico, Rafael Albrecht, Héctor Brambila, Amaury y otros que aprendí a admirar y respetar por su hermoso futbol en los albores de los setenta, anhelo ver a Aldo Rocha capitán rojinegro levantar la Copa con setenta años de añejamiento.

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