La Iglesia de Guadalupe, testigo del fervor de los torreonenses y de la historia misma de la ciudad. (ARCHIVO)
El fervor guadalupano no solamente moldeó gran parte de la identidad de México nacimiento como país, también acompañó e impulsó a gran parte de la sociedad de Torreón en sus primeros años como ciudad.
La imagen de la Virgen de Guadalupe no solo es uno los símbolos más sagrados para la fe católica en México, también ha sido un elemento cultural clave en la construcción de la identidad de La Laguna desde sus primeros años, toda vez que se tienen registros de celebraciones en su honor desde la constitución de la Hacienda de San Lorenzo en el Siglo XIX y que derivaron en la construcción de la primera parroquia en el nuevo y pujante poblado de Torreón, esto hacia los primeros años del siglo XX y precisamente para honrar a la virgen morena del Tepeyac.
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Según testimonios y registros históricos, especialmente de la orden de los claretianos y que impulsaron fundamentalmente el fervor guadalupano en la comunidad lagunera, se tenían establecidas las dinámicas de celebraciones religiosas en diversas capillas dentro de la demarcación de la Hacienda de San Lorenzo, entre las décadas de 1850 a 1870 la actividad política y religiosa se concentraba en la ya establecida Parroquia de Nuestra Señora del Refugio, en Matamoros, pero la creciente demanda de servicios religiosos de trabajadores rurales y del propio rancho del Torreón fueron derivando en la construcción de dichas capillas, a menudo en honor a la Virgen de Guadalupe y cuya imagen fue ampliamente difundida por las diversas órdenes religiosas que tenían presencia en la zona norte del país.
Con el paso de los años el ferrocarril llegó finalmente a la zona cercana al rancho del Torreón, lo que generó que aumentara el flujo de pobladores a su alrededor, haciendo también más popular la capilla cercana a esa zona; incluso era necesaria la presencia del cura de la parroquia de Matamoros, cada fin de semana en esa capilla, así lo señala Gildardo Contreras en su reseña respecto a los antecedentes de la Parroquia de Guadalupe en Torreón.
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Ya entrada la década de 1890 Torreón logró su independencia política y administrativa de Matamoros, lo que eventualmente llevó a las autoridades eclesiásticas a hacer lo mismo con sus actividades en la naciente población, ahora contaba con el rango de "Villa" del Torreón; no pasó mucho tiempo para que con el apoyo de la sociedad civil se pusieran en marcha proyectos para la construcción de una iglesia digna y con las capacidades para la creciente demanda.
Fue oficialmente en 1894 cuando el entonces obispo de Saltillo, Santiago Garza Zambrano, realizó una gira por Torreón para atestiguar el "fervor" de la población hacia la Virgen de Guadalupe y la necesidad de que la villa contara por primera vez con su propia parroquia.
De esa forma el propio obispo brinda su testimonio en un escrito fechado el 27 de diciembre de 1894, mismo en el que señala que "el ilustrísimo señor Santiago Garza Zambrano, obispo de Saltillo, habiendo visto con sus propios ojos la antigua iglesia, como también la que está en construcción y todo lo que es necesario para el divino culto en una parroquia… su santidad ilustrísima erigía y erigió esta iglesia en parroquia, llevando el nombre de Nuestra Señora de Guadalupe de Torreón, o sea Parroquia de Guadalupe de Torreón".
Desde entonces vinieron mejoras al templo y con el paso de las décadas, esto pese a los embates de la historia misma y que pusieron incluso a prueba la fe de los torreonenses, tales como los tiempos de la Revolución Mexicana, el conflicto cristero, además de los recientes tiempos de violencia derivados del crimen organizado.
