Oficio ha comenzado a inculcarlo en sus nietos. (VERÓNICA RIVERA)
Juan de Dios Colunga Domínguez tiene 58 años y desde los 10 años se dedica a la construcción de portales para nacimientos, una actividad que ya desarrollan también sus hijos e incluso ha comenzado a inculcarla en sus nietos, que comienzan a apoyarle en el negocio familiar.
El olor a heno y musgo se percibe desde la entrada al Mercadito Navideño de la calle Ildefonso Fuentes, entre Juárez e Hidalgo, en Torreón. Entre los locales centrales se puede observar al señor aplicando barniz en uno de los portales que está por terminar. Lo revisa minuciosamente antes de declararlo terminado y entonces lo coloca junto a los demás, hay cientos, de distintos tamaños, grandes, pequeños, algunos tienen una fuente, otros son sencillos.
El señor resume la elaboración de un portal en la recolección de la poda, se trabaja y al final, se aplica el barniz. Sin embargo, su labor inicia desde el mes de junio y sigue hasta diciembre, para poder construir entre 700 y 800 unidades, cuya venta serán el ingreso más importante para el hogar.
Junto a Juan, trabajan sus dos hijos, su esposa y sus nueras, todos colaboran. Como católico, el señor se muestra orgulloso de contribuir al desarrollo de esta tradición, que en su casa ha pasado de generación en generación, tal como la colocación del nacimiento se hereda de padres a hijos, para mantener viva esta cultura.
"Lo inculca uno para los niños, que son lo que nos compran más", comentó, "los niños son los que hacen que los padres sigan la tradición, entonces, cada año va incrementando, porque cada año hace uno un poco más de portales".
Se trata de la base del nacimiento, los clientes caminan un poco más y adquieren las figuras de cerámica, el heno y musgo para adornar. Desde hace 10 años, Juan de Dios trató de innovar con portales que tienen una fuente e incluyen hasta una bombita para reciclar el agua, los precios van desde 250 hasta mil pesos. El trabajo le toma cerca de una hora por unidad, lo más complicado considera que es la elaboración de los diseños, que surgen tanto de su creatividad como de otros que ha visto.
"Ahorita vendemos mucho el moderno, los compañeros tienen solamente el tradicional", explicó, "elaboramos lo que son los gallineros, todo eso".
En su negocio también hay pequeñas palmas para decorar los nacimientos, corrales, fuentes solas, pues se trata de que esté lo más decorado posible. Para Juan, se trata de fechas muy importantes, por lo que exhorta a la gente a mantener esta tradición, a la que ha dedicado la mayor parte de su vida.
