Columnas Social

CONTRALUZ

HECHO EN MÉXICO

MARÍA DEL CARMEN MAQUEO GARZA

Durante estos casi dos años ha habido cambios en la economía nacional. Los consumidores hemos ido aprendiendo habilidades que en otras circunstancias no habríamos descubierto. México ha virado en su mercado de trabajo, se ha internacionalizado, en tanto el mercado local busca alternativas para salir adelante. Las grandes compañías continúan, en ocasiones dentro de un ámbito de incertidumbre, como es el caso de CFE frente a la Reforma Energética.

Dentro del ámbito doméstico, les cuento: Veo poca televisión; cuando lo hago lo disfruto enormemente. La enciendo cuando estoy a punto de acostarme; me da una sensación de acompañamiento. No puedo hacerlo con un libro, pues la necesidad de usar lentes para leer terminaría en catástrofe, con las armazones torcidas.

Hace algunas noches, dentro de mi ritual, llegué a la cama, encendí la televisión y descubrí que no había señal. A la siguiente mañana, probé encender los dos aparatos de televisión de casa, y nada, no había señal. Recurrí a redes sociales para revisar IZZI, mi proveedor. Me solicitaron detalles de mi tipo de contrato, imágenes de los televisores encendidos, y finalmente me dijeron "le hace falta un decodificador". Me molestó mucho enterarme de esta manera, cuando mis pagos -domiciliados-se llevan a cabo puntualmente. Me proporcionaron tres números locales que marco y nadie contesta o están ocupados. Un buen amigo me facilitó un número 800 de la misma compañía. Llamé, mencioné mi problema y de ahí me derivaron a otro 800 que, luego de varios intentos, me indicó que no podía atenderme por no ser contrato empresarial. Me remitió al 800 inicial y ahora me señalaron que estaban en mantenimiento y que volviera a llamar en una hora… Ahí estamos justo ahora, cuando mi obligación periodística semanal reclama su espacio, como lo ha hecho durante 46 años.

Lo anterior ocurre en una semana en la que confluyeron tres eventos similares. Un poco por seguir en confinamiento, y otro tanto por apoyar a la industria nacional, compré en línea un par de zapatos ecológicos de una empresa chiapaneca. Hace tres semanas me mandaron un correo con el número de mi pedido y el mensaje de que ya venía en camino. Ayer me comuniqué para preguntar por mis zapatos, temiendo que hubieran cobrado vida propia y se tomaran otra ruta. Me contestaron que llegan esta semana. Y ya para acabarla, hice mi pedido mensual de café veracruzano, esta vez agregué dos productos de temporada, mismos que llegaron equivocados.

No es que esté alterada porque se juntaron tres situaciones problemáticas en unos cuantos días. Me pregunto por qué los mexicanos somos así, como productores, como proveedores, poco aspiracionistas, con un: "Total, qué más da". Como que no siempre estamos muy dispuestos a dar ese "plus" de calidad en nuestro trabajo. O bien, pareciera que a quien exige de manera altisonante las cosas lo atienden primero y mejor, que a quienes intentamos mostrar empatía frente al productor o proveedor que nos atiende.

Vuelvo a un término que manejé hace un par de columnas, de labios del escritor Luis Jorge Boone y fue iluminador como un gran sol de mediodía en el verano: "Pacto social". No se aplica precisamente al tema que traigo hoy a colación, pero en el fondo sí tiene que ver con la actitud que mantenemos unos con otros: Productores, industriales, intermediarios, proveedores y clientes. Todos tenemos la obligación moral de actuar de la mejor manera a favor de nuestro país. Yo apuesto por una sociedad en donde las cosas se hagan bien hechas, cumpliendo estándares de calidad internacionales; donde se atienda al usuario o al comprador de la mejor manera; donde nosotros, desde este lado de la línea, mantengamos una conducta civilizada, respetuosa y apegada a la norma. Un país donde deje de anteponerse la violencia al cumplimiento de lo que debe ser; donde las leyes se respeten sin estados de excepción discrecional. Un México de piso firme, y ese piso firme igual para todos.

Alguien me anima a que exija a gritos un servicio que se me interrumpió a la brava y por el que me están cobrando. No es mi estilo, debo decirlo. Echo mano de las herramientas que tengo a mi alcance para hacerme hacer valer mis derechos. Me niego a caer en la paradoja de decir una cosa y actuar de modo contrario.

"Hecho en México" una consigna frente a la cual habrá que estar a la altura. El país necesita reactivación, creatividad, imaginación y apoyo; sobre todo requiere nuestro compromiso personal. Hacer las cosas de la mejor manera por patriotismo, pero, antes que nada, por cumplir con uno mismo cada día, en todo. Hacerlo, antes que nada, por la propia satisfacción personal y como ejemplo para hijos y nietos.

P.D. Me acaban de tomar la llamada. ¡Bravo!

https://contraluzcoah.blogspot.com/

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