Raras veces las relaciones entre México y EUA han sido tan ambiguas como hoy cuando se celebra la Cumbre de Líderes de América del Norte, la primera entre los mandatarios de los tres países desde 2016.
El presidente Biden y el primer ministro Trudeau se han reunido dos veces este año. En octubre en el G20 -foro de economías que suman 80% del PIB mundial, 75% del comercio global, 75% de las emisiones globales de CO2. Y hace dos semanas en la COP26. Una prioridad de estas reuniones fue ratificar esfuerzos para reducir las emisiones de gases que calientan el planeta. El presidente López Obrador decidió no asistir; hoy será la primera vez que se reúna en persona con sus homólogos.
¿De qué hablarán? ¿A qué acuerdos llegarán? Economía, seguridad, COVID-19, migración y cambio climático parecen ser los temas principales. Los últimos dos serán los más espinosos.
El presidente Biden está bajo enormes presiones internas para detener el flujo migratorio en su frontera sur. EUA y Canadá están preocupados por los impactos de la reforma eléctrica en las inversiones de sus empresas en México. El presidente Biden ordenó que 50% de los vehículos vendidos en EUA en 2030 tengan cero emisiones e impulsa incentivos fiscales para comprar vehículos eléctricos hechos por sindicatos estadounidenses. Ni Canadá ni México ven esto con buenos ojos. Biden canceló la expansión del oleoducto Keystone, que agrió su relación con Trudeau, dados los enormes intereses económicos de Canadá en el proyecto.
Y sus posturas sobre Cuba, Nicaragua y Venezuela será el elefante en la habitación.
Es difícil imaginar en la historia de las relaciones bilaterales a dos presidentes más distintos que López Obrador y Biden. Difieren en la visión de sus países y el mundo. Biden quiere ser campeón mundial contra el cambio climático; López Obrador opta por ignorar esta amenaza. Y las diferencias se reflejan en sus prioridades de política pública e inversión.
El lunes Biden presentó su programa de infraestructura por un billón de dólares -incluyendo 73 mil millones para la red de energía eléctrica, 47 mil millones para adaptación al cambio climático, 21 mil millones para proyectos ambientales, 7,500 millones para vehículos eléctricos. Se comprometió a que EUA alcanzará cero emisiones netas para 2050.
La lucha contra el calentamiento global no es prioridad del presidente López Obrador. La construcción de la refinería Dos Bocas y la "modernización" de otras seis no dejan duda de la preferencia por combustibles fósiles. Y las inversiones en el medio ambiente están muy por debajo de lo que se necesita: 41,000 millones de pesos (0.26% del total) del Presupuesto de Egresos de la Federación 2022.
Al controvertido programa Sembrando Vida le tocaron $29, 447 millones. Al Tren Maya $63, 231 millones y a Dos Bocas 45,000 millones, dos proyectos cuestionados por sus impactos ambientales y contribución al calentamiento global. Hoy los ciudadanos de México, EUA y Canadá esperan que sus líderes tengan en mente la razón de ser del Tratado de 2020 entre los tres países: fortalecer la amistad entre las naciones, establecer un marco legal y comercial claro y promover altos niveles de protección ambiental. ¿Estarán los tres mandatarios a la altura de estos desafíos? ¿Encontrarán puntos de coincidencia en medio de sus diferencias? ¿Estarán los "Tres Amigos" de regreso?
