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Ojalá le sirva

No hagas cosas buenas...

ENRIQUE IRAZOQUI

La reunión celebrada ayer en la capital de los Estados Unidos entre el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y el anfitrión, el presidente Joe Biden, parecería que ocupara un capítulo en la historia de esas reuniones de primer nivel que sirven más para la foto que para anuncios y, sobre todo, acciones contundentes que contribuyan a la transformación del estado de las cosas que guardan las relaciones entre estos tres país, que conforman con su tratado de libre comercio la región más vibrante internacional en cuanto a volumen de mercado en todo el mundo.

Es una realidad que el actual Gobierno de la república contiene un alto contenido ideológico: rancio, anacrónico y probadamente equivocado en cuanto a muchos aspectos de la política económica, pero aquel que no diga que, en cuanto a la relación con los Estados Unidos, la posición ha sido más allá que digna...

El presidente López Obrador viajó la semana pasada a la sede de Naciones Unidas para inaugurar la presidencia de México en el Consejo de Seguridad de la propia institución. El primer mandatario eligió pronunciar un discurso que lejos estaba del tema y se dedicó a proponer generar un plan entre las naciones de solidaridad y apoyo. Claro estuvo que poco venía al caso la tribuna que el mexicano eligió para persistir en su narrativa casi monotemática, pero debe reconocérsele que también lejos estuvo siquiera de ser servil ante las grandes potencias.

El viaje del tabasqueño a la Gran Manzana estuvo marcado por el apoyo de algunos mexicanos que lo recibieron con vítores en la entrada de su hotel, así como porras y abucheos en el avión comercial de regreso a casa. De igual forma, la llegada a Washington del jefe del Estado mexicano a la embajada también contó con cálida recepción, con lo que está claro que el gran apoyo popular que tiene el presidente traspasa fronteras. Los abucheos en el avión pueden también reflejar que evidentemente las personas que tienen mayor nivel intelectual notan los yerros que se han cometido en la actual administración federal, ¿pero qué presidente de México había tenido la modestia de viajar en vuelo comercial?

Habrá entonces que darle al tiempo el resultado real de esta reunión. Al momento de la escritura de estas líneas no se contaba con información acerca de la posición de los Estados Unidos respecto a la pretensión de Andrés López Obrador de reformar el sector eléctrico del país. El argumento del autodenominado Gobierno de la Cuarta Transformación de que las empresas extranjeras tienen a su favor leoninos contratos, particularmente la española Iberdrola, entidad contra quien ha cargado particularmente, ha rebotado con el vecino del norte, que también algunas empresas de ese sector han invertido en México para la generación de fluido eléctrico y podrían resultar afectadas si prospera el estatista proyecto de modificación al marco jurídico en cuanto al sector energético, particularmente en este caso al eléctrico.

Sin embargo, lo que sí está confirmado es que el día de ayer, en el marco de la propia reunión de los tres líderes de Norteamérica, el presidente mexicano ha propuesto desarrollar un plan para sustituir las importaciones de China a la región, ya que de permanecer las tendencias como hasta ahora aparecen, para el año 2050 el gigante asiático podría dominar hasta el 42 % del mercado mundial, dejando a Norteamérica tan solo con un 12 % de participación. Además, luego de la pandemia ha afectado las cadenas de suministro que ha dejado en claro la dependencia de la zona respecto a China, López Obrador está proponiendo crear un modelo de sustitución de importaciones, tal como se hizo en México a mitad del siglo pasado.

El diagnóstico es impecable, si no se hace algo o China no explota internamente por su carencia democrática, de los asiáticos será el predominio. Lo que está equivocado, y ahí el problema, es la solución: no se debe proponer sustituir importaciones solamente por decreto. Se debe tratar que solo con competitividad pueden ser medidas sostenibles en el tiempo. En la propia competitividad cabe también el Estado de derecho, algo con lo que el presidente López Obrador tampoco ha mostrado estar muy de acuerdo si este no empata con sus posiciones.

Las semanas y los meses dirán, pues, los resultados de esta importante fecha. Resalta nuevamente la dignidad con la que el presidente representa la soberanía mexicana. Ojalá también le sirva para que las circunstancias, presiones y razones lo aparten de seguir cometiendo más errores, como el que ahora quiere hacer el sector eléctrico. Al tiempo.

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