Lo dicen ellos mismos, allá en Washington. La llegada de inmigrantes indocumentados a Estados Unidos se ha desplomado en los últimos meses, desde que Donald Trump llegó al poder.
El reciente mes de junio la Patrulla Fronteriza reportó 6,070 arrestos a lo largo de la línea divisoria con México, el monto más bajo registrado en ¡cerca de 60 años!
La poderosa titular del Departamento de Seguridad Interna, Kristi Noem, presumió que se han batido todos los récords y que con el liderazgo de Trump "se ha logrado la frontera más segura de la historia de Norteamérica".
Argumentan que esto fue posible gracias a al despliegue militar en la zona fronteriza, a la cancelación al derecho a pedir asilo y a la eliminación de la política de "fronteras abiertas" que instauró el gobierno de Joe Biden.
La caída en la captura de indocumentados durante el pasado mes de junio representa un 92 por ciento menos a junio del 2024 y equiparable a los promedios mensuales registrados en 1966, hace nada menos que 59 años.
Extrañamente Noem no mencionó otras acciones del gobierno actual que crearon una psicosis entre los inmigrantes como las redadas violentas y en ocasiones ilegales realizadas en varios estados, la agresiva publicidad en contra de los indocumentados y el clima de discriminación y odio fomentado desde el aparato estatal y que no vivía Estados Unidos desde hace por lo menos treinta años.
Hoy en día miles de inmigrantes, incluso algunos con "green card" y ciudadanía, viven escondidos en sus hogares, prefieren la soledad y el aislamiento a ser capturados por las autoridades aduanales en alguna redada.
En la frontera otros miles de mexicanos, también con visas para cruzar, han optado por quedarse en sus ciudades, evitan a toda costa enfrentarse con los agentes de las garitas fronterizas, es una protesta silenciosa que está costando muy caro a Estados Unidos en ingresos comerciales y turísticos.
Lo mismo ocurre en los sectores agrícolas y de construcción, la ausencia de mano de obra por parte de inmigrantes está afectando a estos sectores de la economía.
Por si fuera poco, el presidente Trump ha ordenado reforzar las cárceles de inmigrantes, el pasado lunes visitó en el estado de Florida la prisión apodada "Alcatraz Caimán" que está rodeada por pantanos habitados por cocodrilos listos para atacar.
Trump llegó al extremo de mofarse de los futuros migrantes detenidos al señalar que "los vamos a enseñar a huir de un caimán si escapan de la cárcel".
En Estados Unidos un indocumentado puede evitar caer en un centro de detenciones si decide ser deportado, pero en muchas ocasiones pasan varios días encerrados por la demora en el proceso para salir del país.
Tal como sucedió durante el primer periodo de su presidencia, a Trump le ha bastado asumir una actitud agresiva e intimidatoria contra los inmigrantes para reducir su flujo de ingresos de manera contundente.
Trump no descartó esta semana la posibilidad de deportar a su ahora rival político Elon Musk a su país natal Sudáfrica por su oposición a la propuesta de ley fiscal y a su interés de formar un nuevo partido político. Musk es ciudadano naturalizado y evidentemente su deportación no es viable.
El éxito de la política antiinmigrante del mandatario norteamericano es una realidad, pero se ha fincado en un daño moral y social a la comunidad de extranjeros que sí trabajan en este país y que en buena medida mantienen en alto su economía.
El daño económico colateral ha sido también significativo, por todo lo anterior es tiempo que Trump y sus discípulos pongan alto a esta campaña infame y racista al interior de los Estados Unidos.
Hay muchos problemas más graves para ocuparse antes de seguir con esta política discriminatoria, inédita y funesta.
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¿Para qué tanto brinco estando el suelo parejo? El nombramiento del doctor Hugo López Gatell se orquestó en Palenque y cayó "como anillo al dedo" a la presidenta Claudia Sheinbaum. El subsecretario de Salud, tan criticado por su gestión durante la pandemia en México, se irá lejos del país a representar a México a la Organización Mundial de la Salud en Ginebra, Suiza. Ya veremos cuanto tiempo lo aguantan en la OMS.