"Este no es un gobierno de ocurrencias". Andrés Manuel López Obrador, 18.03.2019
El secretario de transporte de Estados Unidos, Sean P. Duffy, anunció este 19 de julio una serie de acciones contra México para "combatir el descarado desprecio del Acuerdo de Transporte México-Estados Unidos de 2015 y sus actuales conductas anticompetitivas". El lenguaje es fuerte; las medidas, muy dañinas para las aerolíneas mexicanas.
"México no ha acatado el acuerdo bilateral desde 2022 cuando abruptamente rescindió slots y forzó a las aerolíneas de carga de Estados Unidos a reubicar sus operaciones. México afirmó que esto era para permitir la construcción que aliviara la congestión del Aeropuerto Internacional Benito Juárez (MEX) que tres años después todavía no se materializa. Al restringir los slots y ordenar que todas las operaciones de carga salieran del MEX, México ha violado su promesa, afectado los mercados y dejado a las empresas estadounidenses con cuentas de millones de dólares en costos más elevados".
El castigo recae sobre las aerolíneas mexicanas, que tendrán que notificar previamente a Estados Unidos de todas sus operaciones en ese país y obtener aprobación anticipada para vuelos fletados (charter). Además, el Departamento de Transporte está proponiendo retirar la inmunidad antimonopolio a la alianza Aeroméxico-Delta, lo cual afectaría principalmente a la empresa mexicana. El Departamento del Transporte "se reserva el derecho de desautorizar peticiones de vuelo desde México si el país no toma acciones correctivas".
Las acciones violatorias al acuerdo de 2015 fueron ordenadas por el expresidente López Obrador, quien consideraba que conocía todos los temas mejor que nadie y no necesitaba atender las opiniones de los especialistas. Esta actitud dejó consecuencias negativas en casi todos los campos, pero en la aviación los saldos han sido desastrosos.
Todo comenzó con la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México en Texcoco, contra la opinión de los especialistas y de los propios asesores de López Obrador, como el empresario Alfonso Romo. Continuó con la construcción del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) en Santa Lucía, que decía que descongestionaría el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM o MEX), Benito Juárez, pero por su lejanía de la Ciudad de México no ha podido atraer a un número suficiente de pasajeros ni ha descongestionado el AICM. Realizó un pésimo rediseño del espacio aéreo del valle de México y después lanzó una aerolínea gubernamental, Mexicana de Aviación, que ha recibido más de 1,800 millones de dólares en subsidios y que nunca será rentable.
López Obrador presionó a las aerolíneas para utilizar el AIFA a pesar de la baja ocupación de los vuelos, pero como esto no funcionó prohibió los vuelos de carga en el AICM y redujo de manera arbitraria las operaciones por hora de 63 a 52 y luego a 43. Ni siquiera así logró que el AIFA operara a niveles óptimos. La prohibición de los vuelos de carga en el AICM se convirtió en una pesadilla logística. Las instalaciones del AIFA ni siquiera estaban listas. Había que aterrizar en Santa Lucía y después trasladar la carga por tierra a la aduana del AICM. Muchos aviones de pasajeros, por otra parte, vuelan con carga y aterrizan en el AICM. Ahora se duplican las operaciones y los costos.
El problema de fondo fue siempre la terquedad de López Obrador: su insistencia en gobernar con ocurrencias, en volar a ciegas. Las aerolíneas mexicanas y los pasajeros de todas las nacionalidades estamos pagando las consecuencias.
RESCATE
Es un rescate que no se atreve a confesar su nombre. Hacienda está emitiendo "notas pre-capitalizadas" para entregar recursos a Pemex y "atender sus necesidades operativas y financieras". Dice que no es "una garantía a Petróleos Mexicano", pero se está endeudando para apoyar a la quebrada petrolera. Peor aún, Hacienda no dice cuál será el monto de la operación.