Está muy de moda hablar de la energía, del rol que juegan la energía femenina y la masculina en la vida de todas las personas. Esa mujer es líder en su trabajo, entonces tiene mucha energía masculina; este hombre que no tiene miedo a llorar tiene mucha energía femenina, y así vemos en libros, en redes sociales, en la moda wellness, cómo se va reduciendo el complejo mundo de la personalidad, de la expresión personal a roles de género.
Esta semana en México, el trending topic fueron los lamentables videos del famoso Chicharito, reduciendo a la energía femenina a la energía que "recibe" y que "limpia" y a la masculina como la que "protege" y "provee". En el último video hasta responsabiliza a las mujeres de la hipersensibilidad de la sociedad y la falta de roles masculinos. No es mi afán ser parte de la funa (bien merecida) a la que está siendo sujeto el futbolista, sino analizar las responsabilidades que ahora se nos quieren achacar.
¿Somos las mujeres responsables del rol que juegan los hombres en una sociedad más equitativa? Esta es una pregunta que yo, como feminista, me hago y la verdad no quiero la responsabilidad. Al redefinir nuestros roles en estos tiempos como parejas, empresarias, trabajadoras, madres de familia y compañeras, ¿también tenemos que cuidar qué rol va a jugar el hombre? ¿O es una responsabilidad que les corresponde a ellos? Además de limpiar, cuidar, alimentar, criar, acompañar… ¿también somos responsables de cómo se sienten en esta nueva sociedad?
Lo grave para mí es que estos sound bytes y discursos de roles predefinidos tienen influencia y permean más de lo que creemos. La serie "Adolescencia" de Netflix visibilizó a muchos adultos, padres y madres de familia, los peligros de los grupos en línea y foros de discusión en donde los llamados "Incels" (célibes involuntarios) reclaman el derecho a tener una relación de pareja o sexual, pero que no la tienen por culpa de las mujeres, que pasan a ser las villanas de estos grupos. En los manifiestos de los Incels, las mujeres son las responsables del destino del hombre y, si no hay docilidad hacia ellos, algunas hasta merecen la muerte.
Tal vez para muchos, el intento del Chicharito de ser influencer no valga la pena el enojo; yo creo que sí es importante el enojo y la exigencia de ser más responsables con los mensajes que damos y la influencia (poca o mucha) que tenemos. Tal vez a muchos hombres se les haga exagerado el tema. Para quienes no han sufrido de la violencia machista o patriarcal, este tema puede ser banal, pero para las mujeres que sabemos hacia dónde va el discurso y hasta dónde pueden llegar, nos parece importante que no pase desapercibido.
No es la intención del feminismo juzgar a quienes deciden ser amas de casa y tener una relación con roles tradicionales de género; lo que no queremos es que, por el simple hecho de ser mujeres, se nos diga que solo podemos asumir un rol. Nosotras queremos decidir cuál será nuestro destino y cómo queremos manejar nuestra "energía".
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