Siempre he sido aquella persona a la que le encanta ponerse metas, ya sea a corto o largo plazo. Creo que tener propósitos en la vida y cosas que te motiven es muy importante, ya que nos hace esforzarnos y correr riesgos que nos sacan de nuestra zona de confort, todo con tal de lograr aquello que nos propusimos. Eso da mucha satisfacción, pues cumplimos con lo que imaginamos en nuestra mente.
Hasta acá vamos muy bien, no hay nada de malo en ponernos metas claras y retos alcanzables. Lo malo es que la mayoría de las veces vamos por la vida diciendo: cuando logre esto ya voy a ser feliz, o cuando llegue a esta meta ya voy a ser feliz. Les pongo ejemplos claros: cuando acabe la universidad por fin seré feliz, y acabas los estudios e inmediatamente dices: cuando consiga mi trabajo soñado ahora sí ya voy a ser feliz. ¿Pero qué crees? Llega el día en que consigues el trabajo soñado, pero ahora quieres tener novio porque ya eres grande, y entonces dices: cuando me llegue el amor de mi vida, ahora sí ya seré la más feliz. Y así vas posponiendo tu felicidad: cuando me case, cuando tenga hijos, cuando pueda volver a trabajar, etc.
Nos pasamos la vida depositando la responsabilidad de nuestra felicidad en sucesos y factores externos, en cosas que nos irán sucediendo por el simple hecho de vivir. Pero, ¿estamos realmente disfrutando la vida? ¿O solo estamos dejándonos llevar por las circunstancias, esperando a que las cosas sucedan para ahora sí ya poder ser felices?
Se nos está olvidando que aquello que pasa entre alcanzar una meta y otra es parte de nuestra existencia. ¿De qué sirve llegar a una meta si no disfrutamos del proceso? Claro que lograr algo que te propusiste tiempo atrás es muy satisfactorio, sin embargo, debemos aprender a disfrutar, gozar y vivir al máximo cada momento que nos llevó a lograr esa meta.
¿No les ha pasado que van manejando hacia un lugar y ya que llegan a su destino no logran recordar cómo llegaron hasta ese lugar? ¿No es frustrante tratar de acordarse de lo que vieron en el camino o qué canción escucharon en la radio mientras manejaban? Lo mismo pasa con la vida: logramos lo que nos propusimos, pero no nos acordamos ni cómo llegamos ahí, y lo peor de todo es que muchas veces, ya que lograste tu cometido, ahora ya ni siquiera te causa la satisfacción que creías y ya estás viendo qué nueva meta vas a ponerte. Y mi pregunta es: ¿hasta cuándo vas a posponer tu felicidad? ¿Qué tiene que pasar para que ahora sí ya decidas ser feliz?
La realidad es que, como seres humanos, siempre estaremos buscando nuevos retos, siempre vamos a tener nuevos planes y nuevas etapas de vida. Es lo normal, es lo que nos corresponde a medida que crecemos. Lo que no está bien es que no disfrutemos del camino, del proceso que nos lleva a cumplir con las metas que nos trazamos. Empecemos a tomarnos la vida con más calma y valoremos cada momento que vivimos. Muchas veces nos daremos cuenta de que el camino es mucho más enriquecedor, interesante y nos proporciona más felicidad que el destino en sí.
La felicidad está en las pequeñas cosas y en los pequeños momentos que nos suceden mientras no nos damos cuenta, sin buscarlos, ahí, esperando a que nos detengamos, que pongamos en stand by el ritmo de vida tan acelerado que llevamos y valoremos cada instante.
Porque si no, qué frustrante va a ser que, cuando lleguemos a cierta edad y tengamos todo lo que alguna vez soñamos tener, al voltear para atrás nos demos cuenta de que nos enfocamos tanto en llegar a ese momento, que la vida se nos fue y a nosotros se nos olvidó vivirla, se nos olvidó disfrutarla, se nos olvidó cantarla, bailarla, besarla, abrazarla, y solo caminamos con los ojos cerrados a un lugar en el que ahora no sabemos ni cómo llegamos, pero ahí estamos. Y ¿ahora qué?
Siempre he sido de las personas que se ponen metas, y hoy mi meta es disfrutar todo aquello que me pasa mientras llego a mi meta, porque ya me di cuenta de que el camino muchas veces me trae más enseñanzas y satisfacciones que el destino en sí.
Te invitamos a seguirnos en nuestras redes sociales, en Facebook como vibremospositivo, en Instagram como @jorge_lpz, @vengavibremospositivo y @yad.rajamim. Escríbenos a [email protected].