Urge frenar extorsiones desde cárceles: Consejo Ciudadano de Seguridad
Ante el incremento de llamadas de extorsión en la región y a nivel nacional, el presidente del Consejo Ciudadano de Seguridad, Juan Carlos Jáuregui Urrutia, hizo un llamado urgente a las autoridades penitenciarias para que refuercen los controles en los centros de reclusión, de donde, señaló, proviene la mayoría de estos delitos.
“Necesitamos que se instalen bloqueadores de señal en las cárceles. La mayoría de las llamadas de extorsión salen de ahí, y si no se ataca el problema desde su origen, difícilmente se podrá contener”, afirmó.
El representante ciudadano explicó que las víctimas suelen recibir llamadas de supuestos empleados de paqueterías, contadores o incluso autoridades, con argumentos diseñados para generar miedo o confusión.
“Tienen toda la experiencia para amedrentar, amenazar y engañar. Es un delito que se ha perfeccionado y que sigue creciendo porque no se está bloqueando desde donde nace”, advirtió.
Jáuregui también lamentó que la ciudadanía haya comenzado a normalizar el no contestar llamadas de números desconocidos, lo cual refleja la pérdida de confianza en los canales de comunicación.
“No debería ser así. Deberíamos poder contestar cualquier número sin temor. Pero entre extorsiones y acoso comercial de bancos y compañías telefónicas, la gente ya no quiere responder”, señaló.
El presidente del Consejo reconoció que el delito de extorsión es uno de los que presenta mayor cifra negra, es decir, que muchas víctimas no denuncian. Incluso compartió que él mismo fue víctima de una llamada de extorsión en su negocio, y que, aunque se realizó un depósito, no se presentó una denuncia formal.
“Muy mal de mi parte no haberlo hecho, pero también es cierto que una vez hecho el depósito, hay muy poco que se puede hacer para rastrear a los responsables”, confesó.
Insistió en que las autoridades deben invertir en tecnología para bloquear las señales desde los centros penitenciarios y establecer mecanismos más eficaces para rastrear y desactivar las líneas utilizadas en estos delitos.
“Los extorsionadores compran un chip, lo usan, lo tiran y desaparecen. Si no se controla el punto de origen, seguiremos viendo cómo este delito se multiplica sin consecuencias reales para quienes lo cometen”, concluyó.
