
Nayra y Nayra.
Una venada nació en comunidad, rodeada de música, manos que crean y corazones que creen. La escultura Kauyumari no solo honra la cosmovisión wixárika, también representa el poder de lo colectivo cuando el arte convoca.
Quienes asistieron al encuentro lo saben bien, se vivió una noche de encuentros, de voces que se sumaron, de gestos que apoyan. Hubo rifa, subasta, baile y gratitud en el aire. Todo con un propósito claro, llevar a Kauyumari y a sus creadores hasta el Burning Man 2025, para que allá, en el desierto, también se escuche el eco de nuestras raíces.