“Democracia significa simplemente apalear al pueblo por el pueblo y para el pueblo”, Oscar Wilde.
A los políticos populistas y autoritarios se les llena la boca con el término "pueblo". Les gusta porque denota a un colectivo; les resulta incómodo usar "personas", porque son individuos con derechos, o "ciudadanos", que tienen derechos políticos. El "pueblo" es una masa y las masas son fácilmente manipulables, al grado de entregar el poder absoluto a un solo líder.
"Ein Volk, ein Reich, ein Führer", decía Adolf Hitler, "Un pueblo, un reino, un líder". Como era Führer del pueblo, debía concentrar todos los poderes del Estado. Benito Mussolini afirmaba: "Como revuelta espiritual, el fascismo ha sido expresión directa del pueblo"; y por obediencia al pueblo, "todo está en el Estado, y nada humano o espiritual existe, mucho menos de valor, fuera del Estado". El único representante posible de ese pueblo era, por supuesto, il Duce, el caudillo. El 15 de febrero de 2009, tras la aprobación del referéndum popular que le permitía la reelección indefinida, Hugo Chávez declaró: "Aquí estoy yo parado. Mándeme el pueblo, que yo sabré obedecer. Soldado soy del pueblo, ustedes son mi jefe".
Donald Trump se dirigió a una turba en la Elipse, el parque al sur de la Casa Blanca, el 6 de enero de 2021, el día en que el Congreso iba a dictaminar el resultado de la elección de 2020 y otorgar el nombramiento de presidente electo a Joe Biden: "No tenemos una prensa libre y justa -dijo--. Se ha convertido en el enemigo del pueblo. Y ustedes son el pueblo real, ustedes son el pueblo que construyó esta nación. Ustedes no son el pueblo que demolió nuestra nación". Invitó a la multitud a "caminar por la avenida Pennsylvania" al Capitolio para dar a los legisladores "el tipo de orgullo y audacia que necesitamos para recuperar nuestro país".
Andrés Manuel López Obrador usaba la palabra "pueblo" más que nadie. El 23 de octubre de 2018 acusó a quienes se oponían a su "consulta ciudadana" sobre la cancelación del nuevo aeropuerto de la ciudad de México de estar "acostumbrados al autoritarismo. En la democracia es el pueblo el que manda". Con una participación del 1.2 por ciento del electorado, decretó la consulta un triunfo del pueblo y tiró a la basura más de 300 mil millones de pesos. El 24 de septiembre de 2020 explicó: "Pedimos lealtad a ciegas al proyecto de transformación porque el pueblo nos eligió para eso.. Sí es lealtad al pueblo, básicamente, no a mi persona". Ni siquiera la ley podía ser obstáculo: "Por encima de la ley está el pueblo, está la democracia. Yo voy a estar aquí mientras el pueblo me respalde", afirmó el 5 de octubre de 2020. El 25 de marzo de 2023 dijo sobre una reforma que debilitaba a los árbitros electorales: "No quieren al gobierno del pueblo, por eso no quieren la reforma electoral".
Observadores de todo el mundo han señalado el carácter cada vez más autoritario del régimen mexicano, pero la presidenta Claudia Sheinbaum declaró el 26 de octubre de 2024: "Ahora dicen que somos autoritarios, que no somos demócratas. Si democracia quiere decir un gobierno del pueblo y para el pueblo, si democracia quiere decir gobierno del pueblo, ¿cómo vamos a ser autoritarios?". La respuesta la dan Mussolini, Hitler y Chávez, o Thomas Jefferson que decía: "La vieja práctica de los tiranos es usar una parte del pueblo para tener sometida a la otra parte".
La historia demuestra que los déspotas afirman representar al pueblo para justificar la asunción de poderes absolutos. Por eso inquieta escuchar a nuestros políticos hablar tanto del pueblo. Pero no somos "pueblo", somos personas, somos ciudadanos, cada uno con derechos.
CORTESÍA
Dice la presidenta Sheinbaum que la visita del vicesecretario de Estado de la Unión Americana Chris Landau fue de "cortesía". Curiosa reunión de cortesía, de dos horas y con los secretarios mexicanos de seguridad y relaciones exteriores.
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