
Trayectoria. Eugenio Caballero aprendió el oficio de la dirección de arte de manera autodidacta. En 2007 obtuvo el Premio Oscar por su trabajo en El laberinto del fauno (2006), de Guillermo del Toro.
Ha entrado al área de Industria del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG). Tiene poco tiempo, pero está dispuesto a conversar mientras la luz del sol tapatío atraviesa los ventanales de la Cineteca. Eugenio Caballero, ganador en 2007 del Premio Oscar a Mejor Diseño de Producción, creador del arte en películas de Guillermo del Toro y Juan Antonio Bayona, participó como mentor del programa Talents Guadalajara e impartió la clase magistral titulada "Narrar desde la imagen", junto a otros colegas como Enrique Chediak, Bárbara Enríquez y Ana Terrazas.
"La dirección de arte no es un oficio que se estudie. No hay escuelas, hay pocos lugares donde uno verdaderamente pueda formarse. Tampoco es un oficio muy entendido, incluso por otros participantes de la industria. Es decir, los directores lo entienden hasta cierto punto, los productores lo entienden hasta cierto punto, pero justo espacios como Talents son fundamentales para poder resolver esas dudas".
Talents Guadalajara es un programa intensivo de formación que el FICG ejecuta en colaboración con la Berlinale de Berlín. Está dirigido a actores, críticos cinematográficos, directores, directores de fotografía, diseñadores sonoros, guionistas y productores de México, Centroamérica y el Caribe. Cuenta con áreas como Acting / Directing Studio, Camera Studio, Production /Distribution Studio, Production Design Studio, Talent Montion y Talent Press. Además de Talent Project Market. Con Ximena Urrutia en la dirección, este año se realizó bajo el lema "En tiempos de cólera el amor es colmena", y contó con 41 seleccionados y seis proyectos cinematográficos de 12 países. Eugenio Caballero fungió como uno de los mentores en diseño de producción junto a Bárbara Enríquez.
"Nosotros (los directores de arte) nos formamos de manera autodidacta, impulsando o dándole forma a nuestro oficio como mejor pudimos o lo seguimos haciendo. Creo que fue muy interesante que los chicos tuvieran dos puntos de vista distintos, el mío y el de Bárbara, para entender que no sólo hay una manera de hacer las cosas. Justamente, las dudas y los cuestionamientos sobre cómo hacían las cosas ellos, también son válidos, porque al final no hay una sola manera. Lo que sí es que les dimos claves de cómo poder abordarlo y sacar algo provechoso en todo esto".
VISIÓN RECONOCIDA
Nacido en Ciudad de México, en 1972, Caballero ha explicado en anteriores ocasiones que su oficio se encarga de trabajar todo el arte tangible de una producción. Realizó estudios en Historia del Arte e Historia del Cine, en Florencia, Italia. Ha participado en alrededor de 30 películas, 20 de ellas como director artístico. Destaca su participación en cintas como El laberinto del fauno (2006), de Guillermo del Toro -gracias a la cual obtuvo el Premio Oscar-; Lo imposible (2012), de Juan Antonio Bayona; Roma (2018), de Alfonso Cuarón; Bardo (2021), de Alejandro González Iñárritu, entre otras.
"Yo estudié Historia del Arte, pero siempre he sido un fanático del cine, la fotografía, las manifestaciones artísticas. Me encanta la danza contemporánea, la ópera, y todos esos lugares se nutren de imágenes que probablemente partan de una concepción clásica, pero después se desdoblan a otra mucho más contemporánea. Creo que lo más importante para mí, de venir de Historia del Arte, no necesariamente tiene que ver con la propuesta visual, sino con la metodología del trabajo. Venir de la Historia del Arte me enseñó una metodología de investigación que es fundamental para nosotros y sí creo que es uno de los denominadores comunes que tenemos muchos de los diseñadores de producción. Investigamos mucho. Una imagen es una intuición, pero después hay que perseguirla".
La investigación es punto clave para cualquier diseñador de arte o de producción que se encuentre trabajando en el set. Su trabajo debe ir de la mano del director del filme y del director de fotografía. No hay de otra, se debe investigar, sobre todo, en contextos que se desconocen, como una historia acontecida en otro país, en otro siglo o una época donde no se ha vivido.
"Al final te conviertes en experto de esa pequeña realidad que está en tu película. Y tienes que investigarlo y asesorarte bien, porque si no conviertes errores que sacan a los espectadores del cine".
Desde niño se inició como espectador cinematográfico viendo películas en televisión abierta. En su casa daba la hora de la comida y era momento de prender ese aparato coronado por una antena. La pantalla transmitía cintas mexicanas, casi todas en blanco y negro. Eugenio Caballero disfrutaba las historias, el tono y el trabajo de los actores.
"Primero veía las películas, me gustaban y, de hecho, las veía porque estaban en la tele. Además de ser un niño ávido de cine, me gustaban las películas comerciales, yo soy un niño de los ochenta, de las películas de Spielberg, y todas estas películas fueron importantes para mí en la formación, pero una cosa fundamental fue que en la Cineteca de la Ciudad de México se hacía la Muestra Internacional de Cine. Y para mí era lo más parecido a un festival de cine en ese entonces. Veías dos o tres películas en la tarde y te quedabas todo el día conversando sobre cine en la Cineteca. Y todavía, incluso ahí, no sabía lo que era la dirección de arte".
Fue después de esa etapa, luego de ver decenas de filmes, que su vocación lo iluminó. Pensó en películas como Macario (1960) -protagonizada por Ignacio López Tarso y dirigida por Roberto Gavaldón-, en su maravillosa sucesión de imágenes atribuidas a Gabriel Figueroa, pero donde también Manuel Fontanals -escenógrafo español que incluso llegó a trabajar con Federico García Lorca- fue esencial.
"Pero te das cuenta de que esas cosas que hizo Gabriel Figueroa, sin el trabajo de Fontanals, el gran escenógrafo español que radicó en México, de alguna manera fue de los que concibieron toda esta realidad escenográfica que tiene Macario y además es parte fundamental de la historia de nuestro cine. Y también entender el trabajo de Gavaldón como director, apuntando hacia el mismo lugar que las otras personas, por eso es una película que tiene tanta fuerza. Todo eso me vino en retrospectiva".