Hay una especie de regocijo apenas contenido entre la oposición y en la prensa crítica por la amenaza de Trump de imponer tarifas de 30% a México a partir del 1 de agosto. Lo hace bajo el pretexto de que el gobierno no ha hecho lo suficiente para combatir a los cárteles de la droga. Un argumento reforzado con la "oportuna" acusación del abogado de Ovidio Guzmán, el hijo del Chapo, quien se entregó a las autoridades estadounidenses en busca de un trato favorable, a cambio de información que resulte interesante al departamento de Justicia y a la DEA. Si fuera boxeo sería un "uno-dos", golpe arriba y golpe abajo, para poner al gobierno mexicano de rodillas.
Pero hay un enorme riesgo en festinar lo que en realidad es un ataque frontal a la economía mexicana y confundirlo con una posibilidad de debilitamiento de Morena y, en general, de la 4T. Para clarificarlo tendríamos que abordar, primero, los motivos de esta amenaza de Trump y, luego, las consecuencias.
Lo que no se dice, o no se pone en contexto, porque eso debilita el ataque a Sheinbaum, es que un día antes Trump amenazó a Canadá con tarifas mayores que a México (35%), aún cuando se trata de un país que no pinta significativamente en el tráfico de drogas a Estados Unidos. Tampoco se destaca que el mismo día que se nos anuncia la advertencia, la Casa Blanca también impone la misma tarifa de 30% a Europa y se afirma que en los próximos días se enviarán cartas similares a otros países. Lo cual significa que el tema del fentanilo mencionado como razón para agredir a México es un mero pretexto. Lo que está sucediendo es que Trump está en proceso de asestar una oleada de amenazas a todos los países con los que existe un déficit comercial, para obligarlos a hacer concesiones y conseguir así ventajas comerciales significativas. México iba a ser incluido en este embate no importa qué hubiera hecho el gobierno respecto a los cárteles o, mejor dicho, a pesar de lo mucho que ha mejorado en esta materia desde el sexenio anterior. Así que "celebrar" que se está castigando a México por eso, es simplemente ignorancia, mezquindad o mala fe.
Y, por otra parte, están las consecuencias, que en realidad son económicas más que políticas, salvo para la oposición que está más pendiente de buscar alguna posible ventaja o alguna debilidad, aún a costa de la situación del país. Veamos por un momento las implicaciones de concretarse la amenaza de Trump. Altas tarifas reducirían las exportaciones, que no son del gobierno sino de muchos empresarios que dan empleo a millones de mexicanos. Algunas o muchas trasnacionales instaladas en nuestro país con el objeto de abastecer al mercado norteamericano, terminarían por "desinstalarse" con el desastre consecuente en las comunidades en las que hoy se encuentran (Norte y Centro norte, principalmente).
Así pues, hay una parte de la comentocracia que, aunque no lo dice explícitamente, asume que si le va mal al país, Morena terminará perdiendo el apoyo de los electores y cederá el poder. Pero no es así. Podría incluso ser lo contrario. Hasta ahora Sheinbaum ha sido muy cauta frente a las amenazas y baladronadas de Trump; una estrategia evidente para mantener un diálogo amistoso y no confrontador, a pesar de las provocaciones. Pero, en el hipotético caso de que los peores escenarios se cumplieran y las agresiones comerciales de Washington se convirtieran en un flagelo para el bienestar de muchos mexicanos, el gobierno tendría un enorme espacio para una narrativa nacionalista frente al abuso del poderoso vecino. En ese contexto, la popularidad de Claudia Sheinbaum incluso podría aumentar. Algo así ha sucedido en Canadá, por ejemplo. Pero evidentemente es un escenario que no necesita y que desde luego no está deseando.
La pregunta de fondo es qué hacer frente a esta amenaza de Trump. Europa y Canadá muy probablemente sugerirán plantear represalias y aplicar, a su vez, gravámenes a los productos estadounidenses. En respuesta, Trump amenazará con doblar las tarifas anunciadas. Eso asustará a los mercados bursátiles y a los dueños del dinero, lo cual llevará a la Casa Blanca a matizar sus amenazas, restringir las tarifas a solo unos productos y a extender fechas. Es un proceso que ya vivimos en dos ocasiones en apenas siete meses.
Por lo mismo, conviene la prudencia. Habría que recordar que México es el país más vulnerable frente a Estados Unidos. No solo por el altísimo nivel de integración, también porque padecemos dependencias que otros no tienen, o al menos no en la misma proporción. El turismo, las remesas, las políticas migratorias, 3 mil kilómetros de frontera. Y quizá lo más grave: en muchos sentidos Washington considera a México como un asunto de seguridad nacional por tratarse del vecino de su "puerta trasera". Los riesgos de una confrontación abierta están a la vista.
Por lo pronto, el pleito de Trump es contra tantos frente al mismo tiempo, que resulta conveniente que otros, que no tienen tanto que perder, le eleven la factura y desinflen el bluf con el que ha sacudido de nuevo a los mercados. Habrá que esperar lo que suceda en las próximas dos semanas, antes de que, en teoría, entren en vigor las tarifas anunciadas. Mientras tanto los periodicazos seguirán apostando a la estridencia y al escándalo, a pesar de que eso signifique seguir el juego de los halcones de Washington, que desearían poner contra la pared al gobierno mexicano y conseguir prebendas y concesiones para intervenir en nuestro territorio. La mejor defensa es, en efecto, cabeza fría, analizar todos los frentes simultáneamente y, sobre todo, no caer en provocaciones, ni de adentro ni de afuera. @jorgezepedap