Vivir, como dicen las aseguradoras en México, ¡es increíble! Sí, está lleno de momentos y sensaciones que no pueden creerse, que te destrozan por dentro y te desbaratan por fuera, instantes que te erizan la piel y quisieras que duraran para siempre… no sé si el cuerpo puede sostener tanto placer sin colapsar. Hay cucharadas que compensan una dura jornada y palabras que destruyen la satisfacción de un buen día. Existen, también, parámetros complejos, exigencias innecesarias y vidas desgastadas en cumplir sin sentir.
La experiencia de la vida es dirigible… un libro para colorear en el que hay que elegir los pinceles; coincido con que es más fácil para algunos, y que la historia comienza en thriller para muchos. A veces decimos que nuestros antepasados nos dejaron en drama la aventura (pasaron la estafeta en el pantano) o que Dios así decidió que nuestra historia comenzara y es que, contrario a lo que nos venden, el ser humano no está diseñado para la felicidad, sino para la supervivencia. Suena terrible, pero ante un incendio, un sismo, un derrumbe, un asalto, correremos para salvar nuestra vida, aunque la tristeza y las preocupaciones alberguen nuestro cuerpo… es instinto, ¿vivir es instintivo? Yo me pregunto, ¿por qué tanta vida gastada en gustarle a los demás y no en sentir un poquito más?, ¿por qué tanta ocupación externa?, ¿por qué tanta atención en opiniones que no son tuyas, en experiencias ajenas? En la antigüedad se recurría a los viejos por la sabiduría que su mismo cuerpo externaba. Eran ellos los más buscados, los más escuchados, los más venerados y cuidados; ahí estaba la riqueza, los hallazgos, las respuestas… el respeto; ¿qué me dicen ahora? Perseguimos la juventud, bloqueamos la experiencia, le tememos a vivir sintiendo y a ser testimonio.
Este modelo de vida occidental y contemporáneo pareciera más una simulación.
Vivir, como dicen las aseguradoras en México, es increíble, mágico, profundo, desgarrador y, si buscamos que sea solo una experiencia llena de sensaciones dulces, es como decir que eres buzo cuando solo has metido los pies en “la orillita”.