
El Siglo de Torreón / Ale Barrón
El viernes a las 6:30 de la tarde, el escenario fue testigo de un momento que no se repite, la culminación de una etapa universitaria en la Universidad La Salle. Entre emociones contenidas y miradas al futuro, los egresados vivieron su ceremonia de graduación rodeados de quienes los han acompañado en el camino.
No fue solo un acto académico, sino una pausa significativa para reconocer el trayecto recorrido, los retos superados, las amistades forjadas y el crecimiento personal que deja huella. Las togas y birretes simbolizaron no solo el fin de los estudios, sino el principio de una nueva versión de sí mismos.
Los aplausos, los abrazos y las fotografías se mezclaron con la certeza de que lo vivido quedará como cimiento para lo que viene. Porque más allá de los títulos, este grupo se lleva consigo una historia compartida y el impulso de seguir avanzando.