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SU SALUD ORAL

GERIATRÍA (Parte II)

Lo importante es tener una longevidad sana, ya que empezamos a envejecer desde el primer día de nuestra vida. Por lo tanto, es muy conveniente adquirir hábitos saludables desde la niñez, durante la juventud y la madurez. No debemos esperar hasta la vejez, cuando ya muchas huellas se han marcado en el organismo: en el cuerpo, en los músculos y huesos que no se ejercitaron y perdieron tejido y fuerza, y en los órganos, afectados por mala alimentación, exceso de trabajo, sedentarismo, medicamentos y falta de cuidados. En ese momento, los órganos empiezan a reclamar atención, a veces demasiado tarde. También la mente puede ejercitarse.

Lo ideal es mantener una mente activa, hacer ejercicio y llevar una buena alimentación para llegar a los 80 años (o más) con un cerebro y un cuerpo sanos. A lo largo de la vida, el cerebro cambia más que cualquier otro órgano. En los primeros tres años de vida es capaz de formar más de un millón de conexiones neuronales nuevas por segundo. Este proceso continúa hasta los seis años, cuando alcanza el 90 % de su tamaño y cuadruplica su peso.

La adolescencia es una etapa de transición e inicio de la maduración. En este periodo, el cerebro presenta una intensa neuroplasticidad, lo que provoca cambios de humor. Esta situación se estabiliza alrededor de los 20 años. La corteza prefrontal, encargada del control de impulsos y funciones ejecutivas, es la última en desarrollarse (alrededor de los 35 años). Aunque el cerebro ha madurado a esa edad, aún puede experimentar cambios, especialmente en el caso de las mujeres, pues etapas como el embarazo y el parto generan modificaciones en su estructura, estimulando las regiones dedicadas a la empatía, ejemplificó el geriatra Alberto Palacios García.

Aunque a partir de los 40 años disminuye el volumen cerebral (alrededor del 5 % por década), no hay una relación directa entre el tamaño del cerebro y su funcionalidad. Con la edad, las personas tienden a caminar con pasos cortos, piernas separadas e inestabilidad en el equilibrio. En esto influyen otros factores y agentes externos, como el exceso de medicamentos recetados para enfermedades crónicas como diabetes o hipertensión, los cuales, a largo plazo, pueden afectar la memoria.

El doctor Alberto Palacios García, geriatra egresado de la UNAM, destacó que la mayoría de los adultos mayores acude al especialista por depresión o ansiedad, dolor crónico, mal manejo de enfermedades comunes como la diabetes e hipertensión, polifarmacia (consumo excesivo de medicamentos) y pérdida de la memoria. Sin embargo, señaló que es posible tener un envejecimiento saludable: una mente activa, mayor nivel educativo, ejercicio y buena alimentación han demostrado ser estrategias eficaces. Así, hay personas de 80 años que corren maratones, hacen paracaidismo o realizan diversas hazañas, lejos del estereotipo del "abuelito" encorvado que camina con bastón.

Durante la Semana del Cerebro, organizada por la Facultad de Medicina (FM) y el capítulo México de la Society for Neuroscience, se recordó que el 80 % de las personas teme desarrollar demencia con la edad, sin conocer realmente qué es. Se ha usado el término "demencia senil" con ligereza, dando la impresión de que el paciente necesita medicación constante, sin saber con certeza qué tiene.

La realidad, afirmó Palacios, es que pocos adultos mayores siguen ese patrón, y si lo hacen, suele ser por falta de cuidados adecuados. El uso de un método específico para examinar a estos pacientes, el contacto estrecho con la familia -especialmente con el cuidador principal- permite preservar su funcionalidad física y mental, y disminuye la velocidad de deterioro con la edad. Esto mejora significativamente la satisfacción familiar y reduce las hospitalizaciones.

Por ello, es necesario que más especialistas consideren el cuidado geriátrico dentro de sus áreas, para evitar diagnósticos incorrectos o el estereotipo del adulto mayor postrado en cama. Sin embargo, concluyó, son pocos los adultos mayores que reciben atención adecuada, ya que cada año se gradúan muy pocos geriatras. Ante esta situación, "lo que se debe hacer es incrementar la cultura gerontológica para no caer en errores prescriptivos ni malos diagnósticos".

De acuerdo con las estimaciones más recientes del Consejo Nacional de Población (CONAPO, 2025), en México hay 17,121,580 personas adultas mayores, lo que representa el 12.8 % de la población total, reflejo de un país que envejece. Actualmente (2025), México cuenta con 841 geriatras certificados. Se pueden consultar en el sitio del Consejo Mexicano de Geriatría, A.C.:

?? https://consejomexicanodegeriatria.org/certificación/listado-médicos

También existen gerodontólogos, odontólogos especializados en la atención a personas mayores de 60 años.

(Con información de la UNAM).

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Escrito en: Columnas Editorial

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