GERIATRÍA (PARTE I)
El objetivo primordial de la Geriatría es lograr el mantenimiento y la recuperación funcional de la persona mayor para conseguir el máximo nivel de autonomía e independencia.
La geriatría es la rama de la medicina que se dedica a estudiar las enfermedades que aquejan a las personas mayores y a su cuidado. El o la geriatra considera los aspectos clínicos y también los que pueden ayudar al tratamiento, prevención y rehabilitación del o la paciente, integrando aspectos familiares y sociales. Proporciona también herramientas para la atención de la persona adulta mayor sana o enferma, en etapas agudas, subagudas, crónicas o en situación terminal.
El objetivo primordial de la Geriatría es lograr el mantenimiento y la recuperación funcional de la persona mayor para conseguir el máximo nivel de autonomía e independencia. Para lograrlo, se requiere la participación de especialistas de la salud, la familia, las personas cuidadoras, las amistades o núcleo social cercano. Este propósito se complementa con otras acciones que en conjunto dan sostén al desarrollo de dicha especialidad.
Algunas de estas acciones son:
Manejo de los síndromes geriátricos, los cuales hacen referencia a las condiciones comunes que afectan a las personas mayores: demencia, delirium, depresión, caídas, trastornos de la marcha y el equilibrio, alteraciones sensoriales, trastornos del sueño, incontinencia, desnutrición, trastornos orales y dentales, dolor, úlceras de presión, fragilidad, síncope, sarcopenia, entre otros.
Optimización de la provisión de cuidados a través de la coordinación de recursos en todo el ciclo de vida de la enfermedad, basada en la evidencia científica y orientada a mejorar la calidad y los resultados (clínicos, económicos, calidad de vida y satisfacción de usuarios y profesionales) al menor costo posible, sobre todo en aquellas enfermedades crónicas o que generan dependencia como diabetes, síndrome metabólico, falla cardíaca y cáncer.
Reconocimiento de la complejidad del proceso de envejecimiento y sus desenlaces: persona adulta mayor sana, fragilización precoz, riesgo de discapacidad, enfermedad terminal.
Comprensión y reconocimiento de la interacción entre envejecimiento, enfermedad, estado clínico y estado funcional del paciente.
Comprensión del uso apropiado de los medicamentos, evitando riesgos en su interacción.
Coordinación del cuidado entre los posibles proveedores de salud a fin de mantener la independencia funcional y la calidad de vida.
Evaluación y organización de los servicios sociales y de salud para propiciar la productividad y la inserción social de la persona mayor.
Asistencia para familiares y personas cuidadoras que enfrentan las decisiones y el cuidado relacionados con la declinación funcional, la pérdida de la autonomía, la provisión de cuidados y los retos que impone la enfermedad terminal.
Organización de sistemas de cuidados a largo plazo y cuidados transicionales.
Inserción de la persona mayor en la comunidad.
Desarrollo de capital humano en la geriatría en particular y, en general, en torno al envejecimiento y las personas mayores.
Investigación estratégica que aporte conocimiento encaminado a resolver los problemas que aquejan a las personas mayores.
¿Quién debe acudir con él o la geriatra?
Hay varios grupos de personas mayores que lo requieren:
Personas mayores de 65 años. De acuerdo con las características y el diagnóstico de la persona, el o la geriatra recomendará actividades preventivas personales para lograr un envejecimiento saludable. Además, ayudará a la detección precoz de disminución de la memoria, capacidad cognitiva, pérdidas insignificantes de funcionalidad o síntomas que denoten la presencia de otras enfermedades.
Personas mayores de 65 años con más de tres enfermedades crónicas. La labor del o la geriatra es el manejo adecuado de los múltiples medicamentos para frenar el avance de la enfermedad y favorecer la autonomía de la o el paciente.
Pacientes mayores de 80 años, con o sin patología crónica. Debido a que estas personas presentan disminución de sus capacidades fisiológicas, están expuestas a presentar enfermedades agudas que con facilidad requieren de hospitalización para mejorarlos.
Asimismo, pacientes que presentan enfermedades propias del envejecimiento como demencia, incontinencia urinaria, osteoporosis, entre otras.
Es por ello, y ante el envejecimiento innegable de la población, que resulta de suma importancia la labor del o la geriatra.