">">

EDITORIAL Caricatura editorial Columnas Editorial

Columnas

Diálogo

Solipsismo

YAMIL DARWICH.-

El refrán popular dice: "éramos muchos y parió la abuela", en referencia a la sobrecarga de problemas que están sumándose en nuestras vidas.

Así parece, cuando los mexicanos apenas creíamos poder empezar a liberarnos del egocéntrico narcisista que dañó al país con derroches de primer mundo, nos brotó otro anormal; para el caso, baste recordar las infecundas obras faraónicas del tren maya, ya denunciado como antiecológico por sus propios partidarios; la locura de "Dos Bocas", una refinería que no lo hace; y la construcción de un aeropuerto que no satisface las necesidades de servicio y seguridad marcadas por los reglamentos internacionales. Todos actos solipsistas.

Finalmente desapareció -no se sabe con certidumbre dónde está- y "moviendo los hilos a distancia", intentando mantener sus intereses, apoyado por allegados que atienden, agachones sometidos a sus deseos oniroides.

Empezábamos a recuperar nuestra esperanza de cambio -con muchísimas dudas- cuando nos llegó la noticia y sus consecuencias: ¡apareció otro desquiciado que intenta dominar al mundo!: Donald Trump, quien ganó la presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica y de inmediato empezó a ordenar castigos -imaginándose reyezuelo de siglos anteriores- sin considerar que el mundo gira y que no es el único dueño del mundo.

Para esos dos casos clínicos, existe el término poco utilizado: Solipsismo, que ya había sido descrito, tomando las ideas de Descartes. Señala: solo podemos afirmar que existe el propio Yo.

La Real Academia de la Lengua, define solipsismo: "Es la forma radical de subjetivismo, según la cual solo existe aquello de lo que es consciente el propio yo".

Es una corriente filosófica que afirma: solo existe nuestra propia conciencia y todo lo que nos rodea es, en realidad, producto de nuestra imaginación o una representación creada por nosotros mismos.

La palabra "solipsismo", se compone del latín "solus" -solo- e "ipse" -mismo-, viniendo a significar "solo uno mismo".

Los principios solipsistas, describen los porqués del actuar de tales personas. Le advierto que es conceptualización filosófica, más que psicológica; ellos dicen:

"Solo podemos confirmar nuestra propia existencia", refiriéndose al pensamiento de que únicamente su realidad -ideas y creencias- son verdad, aunque pueda tener consciencia -o no- de su realidad verdadera.

"Nuestros pensamientos son la única verdad" y con tal postura, niegan lo que otros dicen o piensan sobre aquello que les incumbe a ambos en la interpretación del mundo.

"Mis experiencias son privadas", solo mías y no es posible conocer las de otras personas que, al diferir, no son verdad.

"El yo es la única existencia real" y lo exterior es solo parte de lo que percibo. Así, las locuras aparecen, con el apoyo de convenencieros inmorales.

"Mente consciente vs. mente inconsciente"; lo que tienen consciente y lo que parte de su inconsciente, todo en referencia a su propio ser.

Y, por último, según convenga: "la ciencia no funciona", solamente lo que yo creo o siento es verdad. Desde la perspectiva solipsista, el cientificismo no funciona", solo su verdad consciente es real, aunque pueda existir algo que, en inconsciencia/ignorancia, no tome en cuenta.

Tales patológicos, actúan siguiendo sus propias ideas y creencias, pensando que solo así gira el mundo.

En ellos se reconocen las características humanas del egocentrismo -soy el centro del mundo- y/o el narcisismo -sentimientos de grandiosidad, falta de empatía y necesidad de reconocimiento por parte de los demás-, que, sumados el poder económico, político y bruto, los trasforman en depredadores del medio en que se desenvuelven.

Entendido eso, podemos dimensionar y comprender -nunca aceptar- las acciones de personajes históricos que causaron grandes daños a la humanidad: Nerón, no tenía consciencia del porqué era malo que ardiera Roma; Atila, arrasaba los territorios invadidos por carecer de sentimientos de malo o culpa; Hitler, creía que, al pretender crear "una raza mejorada", actuaba en bien de la humanidad. Todos presentaban otros antecedentes individuales de patologías que se suman para comprender su actuar.

¿Recuerda aquello de "qué tan difícil es sacar petróleo de la tierra, es hacer un agujero y que salga"; o negando la realidad científica del COVID: ¡Salgan, abrácense, no pasa nada!

Con la perspectiva clínica, entendemos que el solipsista, piensa que "tiene toda la baraja del póker en las manos" y puede cambiar al mundo, sin tomar en cuenta a nada ni nadie, empezando a "castigar" a opositores, imponiéndole impuestos desmedidos e irracionales. Recuerde que solo su verdad existe: "¡hagamos grande a América… otra vez!".

Lo importante es que la propia sociedad había desarrollado los "antídotos" contra tales personajes y, al final de cuentas, los daños fueron detenidos y/o reparados con base en la fortaleza y capacidad de recuperación de los seres humanos.

Esperemos que en este siglo XXI, el daño provocado por el solipsismo no se prolongue por mucho tiempo y aprendamos una nueva lección de humanismo. ¿Usted qué espera?

[email protected]

Leer más de EDITORIAL

Escrito en: Diálogo Columnas Editorial

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 2390860

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx