
Conversación. La escritora regiomontana presentó su libro De lector a escritor.
“Hola, ¿qué tal?”, Sofía Segovia (Monterrey, 1965) entra a la Sala Magdalena Mondragón del Centro de Convenciones Torreón y saluda a su público. Lleva un vestido rojo y la sonrisa nata de una norteña. La Feria Internacional del Libro Coahuila ha programado la presentación de su libro De lector a escritor (2025), un incentivo para que todos aquellos lectores que aspiren a escribir den el primer paso, a las 19:00 horas del domingo 18 de mayo.
La autora regiomontana está acompañada por Mónica Rodríguez Corona y Luisa Villarreal. Con ellas celebra la lectura, la identidad del noreste, el uso del silencio en este territorio. Pero también se atreve a retar, a cuestionar, a indicar que muchas literaturas del norte se han abrazado a la historia oficial. Y hoy tal vez sea el momento de cambiar eso, de narrar desde una voz propia.
“Ya nos toca contar nuestras historias. Yo quiero contar el México que a mí me duele. Y si soy del noreste, mi México es muy diferente al de alguien del sur”.
La autora, que logró ser best seller con El murmullo de las abejas (2014), novela ambientada en el Linares revolucionario de 1910, ha decidido compartir parte de su experiencia como escritora en De lector a escritor. Es aventurado decir que quién lo lea se convertirá en el próximo Premio Nobel, pero seguro que aportará en demasía a despejar dudas y miedos que suelen aglomerarse al momento de tomar la pluma. Segovia lo sabe, escribir, además de un acto de catarsis, es también un derecho humano.
“Si cada vez somos más lectores, lo natural es que seamos más escritores”.
La literatura, dice, consiste en contar una historia que atrape a al lector y lo lleve a un viaje. Las simples palabras son un medio de transporte capaz de atravesar mundos y siglos de historia. Luego, como por arte de magia, llevar de nuevo al intrépido lector hacia el punto de partida.
Pero es preciso aclarar que Sofía Segovia vive en su escritorio, no en sus historias. Tiene los pies en la tierra y la pluma en el cielo. Si de algo está convencida es que el lector no debe ser menos que el escritor, es algo que tiene muy presente. Si todos los autores son humanos, en De lector a escritor, dice que el mayor elogio de una novela es que el lector no recuerde al narrador.
“Yo quiero que el lector se olvide de mí”.