En el año de 1919 se suscitó el que quizá es el más grande escándalo de corrupción en el beisbol profesional, el famoso caso de los “Medias Negras” de Chicago, cuando en la Serie Mundial, los Medias Blancas, supuestamente, perdieron “a propósito” ante los Rojos de Cincinnati, presionados por cuestiones de dinero, vía apuestas, que escaló hasta la mafia de los gángsters de la Ciudad de los Vientos. Tras las investigaciones de las autoridades estadounidenses, ocho integrantes de ese roster fueron expulsados de por vida del beisbol profesional, y el más célebre de todos, Joe “El Descalzo” Jackson, quien tiene el tercer promedio de bateo más alto de todos los tiempos en las Grandes Ligas, quedó igualmente relegado, a pesar de que incluso pintaba para tener un lugar en el Salón de la Fama de Cooperstown, Nueva York.
Aquella ocasión, el supuesto arreglosegestóenelafándelospeloteros por obtener un aumento en sus ingresos económicos, aunado a la animadversión que tenían los jugadores con el dueño del equipo, CharlesComiskey,dequienconsideraban, tenía demasiado favoritismo porciertosjugadores,quienestenían losmejoressalariosdelequipo.Aunque se trató de un caso muy sonado, que fue objeto de una extensa investigación federal, nunca quedaron cien por ciento confirmadas las conspiraciones, y han existido movimientosparaqueelComisionadode las Grandes Ligas extienda un perdón a Jackson y con ello se abra la puerta al Salón de la Fama.
HapasadomásdeunSiglodesde esa famosa controversia, y todavía hoy, cuando un equipo considerado“favorito”(comoloeranlosMedias Blancas en esa Serie Mundial, la cual perdieron por 5 juegos a 3) termina perdiendo una serie de playoffs, de inmediato, el primer “razonamiento” corresponde a que “le tocaronelbolsilloalosjugadoresypor esoestánperdiendoapropósito”.Sí, más de 100 años después, la cabeza no da para más, siempre se piensa que si un equipo pierde, es porque “se vendió” y ya, sin dar mérito al equipo rival, y sobre todo, al maravilloso juego que es el beisbol, en el que la lógica parece hacerse a un lado, una vez que se canta el “Playball”, pues absolutamente todo puede pasar sobre el diamante.
Durante aquel Clásico de Otoño, un pitcher de los “Medias Negras” perdió 3 juegos, estableciendo un récord negativo en Serie Mundial, otro más cometió hasta tres errores en un solo inning, no fueron muy expertos en “el arte del engaño”, ciertamente, pero hoy, aunque los defensivos no cometan pecados a la defensiva, para los avispados “aficionados”, es muy claro que “pierden a propósito porque no les dan sus bonos de playoffs”. Francamente, ya resulta aburrido escuchar esa cantaleta, sobre todo, cuando no existen pruebas que sustenten esas acusaciones, las cuales, francamente, son una falta de respeto a los peloteros, a la industria del beisbol, pero sobre todo, al juego.
Y no digo que no pueda pasar, que algún o algunos jugadores puedan sentirse a disgusto con el salario que reciben luego de una temporada exitosa, pero de eso a asegurar que “pierde a propósito”, hay una abismal diferencia. Quizá lo peor del caso es que hoy día, hay aficionados que caen en ese discurso de falacia, pero peor aún, hay periodistas que igualmente lo aseguran (en este 2025, garantizan que Sultanes de Monterrey perdió sus tres primeros juegos ante Charros de Jalisco, porque “no les llegaron los bonos”), quitando todo mérito a los peloteros del equipo jaliciense y a su mánager, Benjamín Gil, un triunfador en el beisbol mexicano, sobre todo, de invierno.
Así, cada quien podrá decir lo que quiera en torno a esas sorpresas que se dan en el beisbol profesional, pero tan fácil es la respuesta, como decir “el que tenga pruebas de un amaño o de que algún equipo pierde a propósito, que presente esas pruebas”, y es entonces cuando enmudece el palenque, porque es muy diferente el “yo creo”, al “yo tengo pruebas”. Los Algodoneros están en unos candentes playoffs ante Toros de Tijuana y hoy me he dedicado a escribir de este tema, pero no lo podía dejar pasar.
No hay tregua en esta confrontación ante los Astados fronterizos, que ha entregado muchas emociones y un juego que se convirtió en un “Clásico Instantáneo”, ese tercero de la serie que definió Nick Torres con un épico cuadrangular en la undécima entrada. Nicholas está viendo la bola como si fuera un balón de basquetbol, el trabajo realizado durante el invierno ha dado grandes frutos para un tremendo profesional, cuya disciplina merecía darle un año como ha sido el 2025. Lo mejor de todo es que la serie no ha terminado, y viene lo mejor, así que abróchense los cinturones. Que tengan excelente fin de semana, y recuerden disfrutar la vida, hasta que caiga el out 27.