EDITORIAL Columnas editorial Caricatura editorial

Columnas

Urbe y Orbe

Reino Unido y Francia ¿nueva 'Entente Cordiale'?

ARTURO GONZÁLEZ GONZÁLEZ

La misma semana en que París y Londres pactan acuerdos migratorios, nucleares, militares y políticos, el jefe del Estado Mayor de los Ejércitos de Francia, Thierry Burkhard, ofrece una inusual rueda de prensa para anunciar que "Europa está en guerra" y que "Rusia ha puesto a Francia como uno de sus objetivos prioritarios". Es todo menos una casualidad. Ambos hechos ocurren también la semana en que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anuncia la imposición de aranceles de 30 % a las importaciones procedentes de la Unión Europea, lo cual incluye a Francia. En el caso del Reino Unido, los aranceles vigentes son del 10 % luego del acuerdo comercial alcanzado con la Unión Americana. La visita del presidente francés, Emmanuel Macron, a Londres para reunirse con el primer ministro británico, Keir Starmer, marca el inicio de una especie de nueva "Entente Cordiale". Un acontecimiento geopolítico que tendrá importantes repercusiones en múltiples ámbitos.

La Entente Cordiale de 1904 se estableció entre Londres y París para poner fin a una serie de disputas y tensiones diplomáticas que ambas potencias tenían en distintos espacios coloniales. En principio no era una alianza militar, sino un acuerdo de entendimiento que permitía a los dos imperios acercar posiciones y eliminar las diferencias. La entente acabó con un milenio de rivalidad anglo-francesa y reconfiguró el escenario europeo. El objetivo implícito del alineamiento estratégico era poner un dique a los ánimos expansionistas del Imperio alemán. Para ello, Francia ya había pactado con Rusia, pero la situación de ésta era débil interna y externamente, lo que fragilizaba la estrategia francesa de contención a Alemania. París necesitaba una segunda carta, más fuerte, en caso de que el Imperio ruso colapsara.

En la rima de la historia presente con la de inicios del siglo XX, existen consonancias importantes entre el momento en que surge el nuevo entendimiento cordial anglo-francés y el que se estableció en 1904, diez años antes de la Gran Guerra. En aquel entonces el ciclo hegemónico británico se encontraba en crisis, al igual que hoy lo está el ciclo hegemónico estadounidense. Aquellos también eran tiempos de guerra comercial. EEUU, la potencia emergente de la época, era una economía proteccionista con aranceles promedio de casi el 30 % para las importaciones. RU, que había liderado la globalización liberal en el siglo XIX, siguió los pasos americanos y comenzó a aplicar aranceles, principalmente a Alemania, la otra potencia emergente, y a proteger su industria como lo hace hoy EEUU. Por cierto, este país mantenía un alejamiento estratégico respecto de Europa, celoso de su ámbito de injerencia americano. En el presente, con Trump, EEUU ensaya una nueva distancia con todo y la OTAN de por medio, y busca recuperar su influencia en América.

Rusia estaba en guerra, pero no contra un país europeo como ahora, sino contra Japón. Las tensiones geopolíticas se multiplicaban al igual que ocurre en nuestros tiempos: África del Norte, Asia-Pacífico, los Balcanes, África subsahariana, etc. De forma similar a lo que ocurre con China y Rusia, en 1904 Alemania y EEUU representaban los desafíos principales a la hegemonía británica. Como hoy, los tiempos de entonces marcaban una evidente carrera armamentista en la que RU, Francia, Alemania, Rusia y EEUU figuraban como los principales mercados exportadores de armas. Curiosamente, esos mismos países se ubican en los primeros lugares de la lista de 2025, en la que también aparece China. Y parecido a lo que ocurre en estos momentos con la ultraderecha xenófoba y la izquierda populista, hace poco más de un siglo corrían vientos extremistas: el anarquismo y el comunismo ganaban adeptos en la izquierda, el nacionalismo racista lo hacía desde la derecha.

Pero el contexto mundial del acuerdo de la primera Entente Cordiale también posee diferencias notables con el contexto de la nueva entente. En aquellos años el centro de gravedad económico del orbe se ubicaba en el Atlántico Norte. Hoy está en Asia-Pacífico. Europa era el corazón geopolítico del mundo. Ahora lo son Norteamérica y Asia Oriental. El continente europeo se encontraba profundamente dividido entre bloques rivales: Alemania, Austria-Hungría e Italia, por un lado, y por el otro, Reino Unido, Francia y Rusia. Las divisiones hoy son más sutiles, menos evidentes, y se dan en el marco institucional de la Unión Europea.

Valga decir que mientras en el presente RU ha renunciado a ser parte de la Europa comunitaria, Rusia ha sido expulsada de facto del concierto europeo, lo que la ha llevado a afianzarse como una potencia euroasiática más cercana a Pekín que a Bruselas. Por cierto, en 1904 China era un imperio en decadencia, doblegado por las potencias europeas, principalmente el RU. En 2025, China es la primera potencia mundial en varios ámbitos de la economía, la industria y la tecnología. Y mientras en el pasado RU y Francia jugaban un rol protagónico en el orden mundial, hoy su papel es secundario. Con la vieja entente, ambos países buscaban poner freno a una Alemania cada vez más desafiante. Con la nueva, pretenden plantar cara a Rusia, mientras EEUU se desentiende de la seguridad europea.

La Entente Cordiale de 2025 lleva a Francia y a RU a un nivel de entendimiento que supera las diferencias surgidas tras el Brexit, y más allá de la pertenencia a la OTAN. Ocurre en un momento en el que la élite política y económica de las potencias occidentales europeas se han convencido de que su principal amenaza es Rusia. También se trata de una reacción al desinterés que muestra EEUU, con Trump, de seguir cargando con la seguridad de Europa. A lo sumo, la potencia americana se mantendrá como gran proveedora de armas a través de jugosos contratos. Washington contribuirá así al rearme europeo, y al suministro de equipo y armamentos de Ucrania, a través de Bruselas.

El nuevo entendimiento anglo-francés apunta a un acuerdo migratorio. Más importante aún es que ambas naciones pactan coordinar su capacidad de disuasión nuclear para la defensa de Europa, a la par de mantener el apoyo a Kiev frente a Moscú. Además, afianzan la Coalición de Voluntarios, fuerzas "de paz" que serían desplegadas en Ucrania una vez que se alcance un alto al fuego. La renovada entente tiene implicaciones económicas que van desde la inversión conjunta en defensa, energía nuclear y servicios hasta la aceleración del apoyo económico y militar a Ucrania.

Entre las repercusiones políticas está la defensa que pretenden liderar Francia y Reino Unido del orden liberal en decadencia, frente al orden multipolar en ascenso. Parece que París y Londres no están dispuestas a atender a la recomendación que hizo hace algunos meses el economista Jeffrey D. Sachs: frente al alejamiento de EEUU, Europa debe buscar la manera de entenderse con Rusia, a quien, a diferencia de la potencia americana, que está a un océano de distancia, la tienen a un lado y la tendrán durante mil años más.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en: Urbe y Orbe Columnas editorial Arturo González González

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 2398662

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx